La
Música Popular en Antioquia.(19)
Hernán
Restrepo Duque.
Los
primeros discos fonográficos
El mundo cancionero se transformaba. Por fin iban a
quedar documentos irrebatibles de lo que era una canción popular, de las que no
se escribían y despreciaban un tantico los de las academias. Se había inventado
el fonógrafo. Edison había conseguido finalmente el 12 de agosto de 1877,
reproducir la voz humana. Desde 1897, Berliner lanza el disco horizontal y el
gramófono más o menos perfeccionado. Pero puede decirse que no es hasta 1901
cuando la cosa comienza a funcionar a nivel industrial.
CARA 1
1: AMAPOLA Canción
2 . OJOS TAPATIOS Canción
3 MURCIA Canción
Española
4 GRANADA Canción
Española
5: CLAVEL SEVILLANO Canción Española
6 PRINCESITA Canción
CARA 2
1: LA GOLONDRINA Canción
2: ADIOS MARIQUITA
LINDA Canción
3 TE QUIERO Jota
4: LA VIRGEN DE LA
MACARENA Cantar Español
5: LA PALOMA Canción
6 CLAVEL DEL AIRE Canción Argentina
PRINCESITA
LA PALOMA
LA GOLONDRINA
Doctor Alfonso Ortiz Tirado
El médico que
curaba con su voz
Años después
de su muerte, el tenor lírico y médico mejicano Alfonso Ortiz Tirado, sigue
brillando como ejemplo de humanismo y consagración a la causa de los más
necesitados.
Sangre
española, lírica y gitana
La formación
del gran tenor Alfonso Ortiz Ortiz Tirado es como un gran crisol donde se
mezclan las mejores esencias musicales. Esa que fuera una de las voces más
bellas y amadas dentro y fuera de Méjico, resumía en sí las mejores aportaciones
de la canción española, el sentimiento gitano, la lírica operática italiana, el
vals vienés, la opereta francesa, la gracia y vitalidad de Cuba y Méjico, y por
supuesto, el don personal de aquel timbre cálido, tierno y aterciopelado que
todavía hace suspirar a quienes lo escuchan.
Toda esa
alquimia musical pasaría también por el influjo del gran tenor italiano Tito
Schipa, por el talento creador de Agustin Lara, Alfonso Esparza Oteo, Gonzalo
Curiel, María Grever, MarioTalavera, Miguel Prado y Eliseo Grenet, entre otros
compositores, y se decantaría con la técnica vocal del maestro Pierson, el
mismo que modeló las famosísimas voces de Juan Arvizu, José Mojica y Pedro
Vargas, los otros miembros del cuarteto que difundió la lírica mejicana por el
mundo hispano parlante.
Quienes aman
la música del doctor Alfonso Ortiz Tirado, lo recuerdan principalmente por dos
géneros populares que marcaron la canción en Latinoamérica antes de promediar
el siglo XX: el bolero y las llamadas “españolerías”, en los cuales el gran
tenor brilló con luz propia. Sus magistrales interpretaciones de lo español y
lo gitano se explican, además de las profundas raíces ancestrales hispánicas,
por la huella cultural ibérica de los siglos precedentes. A principios del
siglo XIX todavía se cantaban coplas y romances españoles en el Méjico
independiente, y a finales de la misma centuria, cuando nació Ortiz Tirado, aún
se entonaban villancicos, pastorelas y coloquios de la época virreinal,
expresiones provenientes de Andalucía, Galicia, Extremadura y Castilla la
Vieja.
Apenas cinco
años antes de su nacimiento, habían empezado a llegar a la tierra mejicana
varias compañías de zarzuela que además de imponer el drama lírico español,
abrieron campo al baile del cancán y con él a las compañías de operetas
francesas. Y sólo cuatro años antes, había triunfado en Méjico la Compañía de
Bufos Habaneros, con la cual sentaban sus reales la guaracha, las habaneras y
las danzas de Cuba, para completar ese sincretismo músico - teatral.
Como si
hiciesen faltan más ingredientes en esta amalgama, ahí estaban la ópera
italiana llegada en la segunda mitad del siglo XIX y el vals vienés,
introducido por una orquesta austriaca en la época del emperador Maximiliano.
De contera, Ortiz Tirado recibió los efectos de la inmigración de artistas
españoles, italianos y franceses en la última década del siglo XIX, a raíz de
la guerra franco - prusiana de 1870.
El gran
embajador lírico de la canción mejicana es tal vez el mejor representante de
esa simbiosis artística entre Méjico y España, que se consolida en las primeras
décadas del siglo XX. La escena artística de los años 30´s la dominan los
populares cantores ibéricos Angel San Pedro “Angelillo”, y Juan Mendoza “El
Niño de Utrera”, gratamente recordados por sus versiones de “María Salomé” y
“El Hijo de Nadie”, respectivamente.
Otros
insignes cantantes líricos españoles que dejaron su impronta en Ortiz Tirado y
su generación, fueron José Moriche, quien llegó a Méjico en la década del 20;
Juan Pulido, nacido en 1891 y responsable de la popularización del bolero
“Júrame” de María Grever; Luis Álvarez, nacido en Gijón y establecido en Cuba,
y Julián Mario Oliver, de quien no se sabe si es español, portugués o italiano.
Otros magníficos ejemplos de esta hermandad hispanoamericana son la gran
cupletista cubana Pilar Arcos, de padres españoles, y sin ir más lejos, la
brillante soprano mejicana Margarita Cueto, cuyo esposo era español.
Capitulo
aparte merece el sentir gitano de Alfonso Ortiz Tirado, con marcada influencia
también de la canción española. Algunas de sus más célebres interpretaciones
contienen esta temática, y entre ellas se destacan “Ven Acá Gitana” de Agustín
Lara, “Lamento Gitano” de María Grever, expresiones inspiradas en la melancolía
propia del errante pueblo zíngaro, producto de su desarraigo. “Rosa”, “Clavel
Sevillano” y ”Cortesana” del maestro Lara, expresan un sentimiento andaluz muy
próximo a la gitanería. En nuestro medio gustaron mucho, canciones como “Clavel
del Aire” y “Reina Mora”, y otras tonadas y pasodobles con reminiscencias de la
España morisca. Adicionalmente, Ortiz Tirado cantó la famosa suite de Agustín
Lara dedicada a España, país donde paradójicamente nunca estuvo el gran
compositor y pianista.
Hernando
Guzmán Paniagua
Periódico
elpulso
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