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La
Música Popular en Antioquia.(21)
Hernán
Restrepo Duque.
Era el año de 1908. A fines del siguiente, como consta en
los registros de grabación, los hermanos Uribe, de la mano de Muri-11o, hacían
en Nueva York más discos de música colombiana. Daniel cantaba sólo en dúo con
el maestro, Luis y Samuel acompañaban.
Entre tanto Medellín se entusiasmaba. Ya no cabía duda
sobre la importancia de nuestra música, de la capacidad de los ejecutantes
locales y de la posibilidad de las voces criollas.
Jesús Arrióla convenció a un grupo de artesanos a quienes
había reunido el músico Pacífico Carvalho, quien renunció a seguir
dirigiéndolos por la difícil situación que se presentaba a causa de las guerras
civiles, para que tomaran en serio su labor de intérpretes que querían seguir
los pasos de Morales Pino y de su gente. Nace así, formalmente la celebérrima
Lira Antioqueña, que, de pronto, fue seleccionada para viajar a Nueva York a
grabar discos y a dar continuidad a los triunfos de los Uribe y de Pelón y Marín.
6 -COPA DE AJENJO -C Pesce – J. Canaro -ANGEL VARGAS y su orquesta
Dir. A. Lacava
TABERNERO
CANTANDO
LA CIEGUITA
La jubilosa acogida que los discoyentes dieron al primer
volumen de los TANGOS QUE HICIERON HISTORIA (LPC 179) hizo obligante esta
segunda entrega.
La idea del segundo, como la del primero, es la de reunir,
en un sólo álbum, títulos e intérpretes de trascendencia en los acaeceres de la
canción bonaerense. Versiones grabadas que hicieron impacto en su momento y que
luego, cuando corrieron los años y pasó la época de su apogeo, siguieron
considerándose como hito, como identificación de un momento; como ejemplo
dentro del proceso musical y poético del género.
No se trata pues de "antologías". Sino de hacer
un poco de historia sobre realizaciones trascendentales; voces, letras, músicas
y versiones que a ella se incorporaron definitivamente.
"Tabernero" fue durante muchos años la letra
del tango "modelo" tal y como entendían al tango sus adversarios. La
reacción del bohemio suburbano, enloquecido por la amargura y el desengaño. Sin
embargo su significación llegó a ser mayor, tan importante que inclusive mucho
tiempo después de haberse popularizado como tango, se convirtió en una carta
triunfal para los ''boleristas" de la época de oro de la canción romántica
centroamericana.
Su intérprete en esta oportunidad, el rosarino Héctor
Palacios, fue calificado por el mismo Gardel, como uno de sus más posibles
sucesores. Tiene una voz varonil y un gusto exquisito y llegó a Buenos Aires
con Agustín Magaldi, casi adolescentes ambos, para convertirse en uno de los
solistas más solicitados en una época de grandes solistas. Palacios fue
aclamado también internacionalmente y en Cuba fue un verdadero idolo.
"La Morocha" fue con "El Choclo", el
primer tango que se coló a los salones. Aún subsistía, en aquel 900 tan lejano,
el prejuicio en torno a las letras "pecadoras" de los temas
prehistóricos que dominaban los cafetines de Palermo y de La Boca. Su tema es
blanco y amable. Se nota algo la influencia de la moda "cupletística"
de entonces, que seguramente sirvió de base a esa especie de "papá del
tango", "con pinta de criollo pobre" que fue Ángel Villoldo.
Villoldo, autor de la música de "El Choclo",
fue también cantor; bailaba en los locales de fama, recitaba y tocaba el piano,
todo con tal finura y expresión que pudo dominar en las casas honestas con
aquellas extrañas melodías del arrabal, y entre ellas "La Morocha"
del uruguayo Saborido que revistió con versos dignos de las tonadilleras de
moda.
Libertad Lamarque la canta. Y Libertad Lamarque es, desde
su histórico debut en el Nacional, el tango en mujer, íntegramente.
Con "La Cieguita" remozamos la voz de Roberto
Quiroga, aquel cantor que por los años 44 en adelante, provocó una revisión
tanguística al interpretar los cantos gardelianos en las cantinas de barrio, y
hasta creó la impresión de que "El Morocho del Abasto" había
reencarnado en él. Quiroga falleció hace poco, el 2 de febrero de 1964.
Claro, Gardel no podía faltarnos. Y Gardel, su voz de
copla sin parangón, ni antecedentes ni sucedáneos, excita la emoción de toda
una historia, con "Cuesta Abajo" de una de sus más famosas películas.
Hugo del Carril tiene mucho de Gardel. Lo tuvo desde sus
primeras apariciones, encarnando precisamente al ídolo inmortal Y el cine lo
hizo sustituto en el cariño de América, "Mano a Mano", original de
Gardel y Razzano, fue interpretada por del Carril en la mejor película de
tangos lograda hasta el momento. "La Vida es un Tango", y en una
escena inolvidable.
Joaquín Mauricio Mora, negro brillante y genio
impresionante de la música popular de Buenos Aires, "hacedor" de
estrellas y de melodías exquisitas, hizo con los versos del popular
comentarista y locutor Julio Jorge Nelv. Margarita Gauthier', un tango cumbre
que nos traslada con la voz fina, atenorada pero al mismo tiempo porteñísima y
ciento por ciento tanguera de Alberto Gómez, a los años en que el tango canción
llegó su plenitud.
rector estrella del Buenos Aires de los veinte y autor
entre otras cosas del celebérrimo "Madre" (Yo nací en no sé que
mundo, yo viví desorientado,...).
Se trata de una de las grabaciones de Agustín Magaldi,
menos conocidas en Colombia. Y una de las mejores que realizó para la RCA
Víctor. De ahí que para representar a tan ilustre figura de la canción porteña,
la hayamos seleccionado. Magaldi murió el 8 de septiembre de 1938.
Aparece nuevamente la mujer, y esta vez revestida con
doble carácter, intérprete y autora, y bajo un nombre que es gloria y bandera,
y que comparte con Libertad Lamarque y con Azucena Maizani, la trilogía máxima
de las voces femeninas que han triunfado en la canción porteña: Mercedes
Simone.
A los lugares claves entramos cuando Cátulo Castillo nos
abre las puertas del "Café de los Angelitos", aquel viejo y querido
centro bohemio de la esquina de Rivadavia y Rincón, donde refugiaron sus
inquietudes Betinotti y Gabino Ezeiza. Don tertuliaban Gardel y Razzano.
Escenario de payadas y de nocturnos romances.
Las dice uno de los gigantes de la actualidad, Alberto
Marino, en un disco grabado en la época en que hacia los estribillos de la
orquesta de Aníbal Troilo.
Y pasamos al "Sur" de Homero Manzi. ese Homero
Manzi de quien Ernesto Sábato dijo recientemente que ambicionaba "pisarle
los talones" escribiendo tangos. Edmundo R vero el otro gran gigante de
hoy, lo canta, con "Pichuco tan en envolviendo su voz enfebrecida en su
bandoneón de mil gro que es grito y es poema, y en el compacto impresi nante de
su orquesta, que resume medio siglo de tango.
"El Ciruja" es la consagración del lunfardo. El
tango que ofrece más palabras de ese dialecto del "cuchillo y de! coraje
que diríamos con la venia del maestro Borges. Julio Sosa, en los « tiempos de
su actuación con Francini y Pontier lo canto así como aquí nos Suena,
apreciándose ya su estilo viril, testicular y apasionado que lo llevaría a
compartir con Rivero y con Mancel cetro del tango contemporáneo. Julio Sosa
terminó sus días trágicamente el 26 de noviembre de 1964.
Otro que ya no está remata el desfile. Uno que desde el 7
de julio de 1959 vive en el mundo de Gardel y de Magaldi de Quiroga y de Julio
Sosa: Angelito Vargas.
Su voz ''ruiseñora", voz de calle amanecida, de
esquina delatora, de dolor estrangulado, comparte con las estrofas de ''Copa de
Ajenjo", la emoción de los barros sin asfalto en la mesa compañera del
cafetín donde esconden su dolor sin esperanza los desposeídos sentimentales y
donde juegan la baraja de los recuerdos, la depresión y el coraje.
Vamos con todos ellos al encuentro de uno de los géneros
musicales más controvertidos del mundo, pero con estatura poemática
indiscutible y apasionante
Selección y Notas: Hernán Restrepo Duque
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