Costado
norte del Parque Berrío en 1920,Calle Boyaca, esquina con Palace. Se aprecian los edificios Hernández, Gutiérrez
y Echavarría, construidos por el arquitecto Enrique Olarte, que reemplazaron
las viejas casas de tapia que fueron destruidas en el incendio de marzo de 1917
Con la reputación de Carlos Ramírez ciertamente no hay nada más que hacer, después
de haber protagonizado muchas películas y ser aclamado en todo el mundo.
Carlos Ramírez es llamado con el nombre "Sr.
Granada" por su éxito con esta melodía inolvidable.
Cada año Carlos Ramírez está de regreso en Quebec, y
donde quiera que canta, recibe a su público con la misma cálida bienvenida
siempre, con su voz cálida y cautivante, sus canciones, sabe lo que es ganar
los corazones de las mujeres y admiración de los señores.
En 1961, la estación le CKAC fue el máximo honor le otorgó
el "Grand Prix du Disque Canadiense" a la mención de los mejores
artistas con grabaciones extranjeros canadienses, y sinceramente creo que
Carlos Ramírez fue bien merecido.
En este LP, Carlos Ramírez ofrece un ramo de sus mejores
canciones, melodías inmortales que han permitido que se convierta en la
estrella que es, ya desde hace algunos años. Usted encontrará en estos doce
estribillos,
Carlos Ramírez que es admirado en el cine y probablemente
aplaudido el cabaret.
Carlos Ramírez es, probablemente, el mejor regalo que
viene de América Latina.
Carlos Julio
Ramírez no necesita presentación; su fama de gran cantante se consolidó cuando
su nombre empezó a brillar en las marquesinas de los principales teatros de
Broadway y Buenos Aires. Esta era la lógica consecuencia de sus resonantes
triunfos que le consagraron en todo el mundo como formidable barítono en las
más famosas compañías de ópera.
Ningún
artista ha dado mayor prestigio a Colombia, ni la ha representado tan
dignamente como éste que, para su mayor gloria, incorporó a su vasto repertorio
páginas de auténtico sabor colombiano y las paseó de triunfo en triunfo por
todos los países de habla hispana.
Para
reafirmar su título de “dominador de todos los ritmos”, Carlos Julio Ramírez
grabó en este Disco Microsurco ONDINA lo más representativo de nuestra música,
desde el bambuco que canta las proezas de nuestra raza, hasta el ritmo que dice
de la alegría contagiosa de las gentes del Litoral.
También, se
han incluido en el presente álbum otras canciones internacionales que
encontrarán su consagración definitiva en la voz de nuestro máximo artista,
cuyos laureles son ya patrimonio de los colombianos.
Estamos
ciertos de que este nuevo esfuerzo de ONDINA por brindar a su público lo mejor
del extenso repertorio del astro colombiano Carlos Julio Ramírez en un Disco de
Larga Duración, recibirá la fervorosa acogida a que se hace acreedor por la
alta calidad de la grabación, por su contenido, la categoría del intérprete y
el esmero, con que fue realizado.
Primera pagina "El Colombiano". Medellín.
Junio 4 de 1962.
Empate de Colombia-Rusia mundial 1962.
Lado "A"
GRANADA-Agustín Lara
DIME QUE SI-Alfonso Esparza Oteo
MALA NOCHE-A. Domínguez
PARA QUE RECORDAR-María Grever
ROMANZA DE AMOR-C. López Narvaez - E Orozco
NOSTALGIAS-E. Cadícamo - J. Carlos Cobián
Lado "B"
PERFIDIA-A. Domínguez
FRENESI-A. Domínguez
DAME DE TUS ROSAS-Ernesto Lecuona
MI CANCION--María Grever
RICA PULPA--Elíseo Grenet
CAVATINA-(El Barbero de Sevilla) Rossini
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CAVATINA
FRENESI
PERFIDIA
Fue en el año de 1941 cuando CARLOS RAMIREZ, "Carlosjulio" familiarmente para los colombianos, hizo sus primeros discos comerciales.
Ramírez triunfaba en aquel entonces como cantante de ópera.
Había actuado hacía poco en los teatros Colón de Buenos Aires, en Rio de Janeiro y Montevideo, y triunfaba en aristocrático centro nocturno de "La Martinique"
Y en la populosa ciudad de los rascacielos, su nombre comenzaba a sonar fuertemente como futura estrella del teatro Metropolitano.
Como tenía que ser, penetró a nuestro elenco por la puerta grande. Al "Sello Rojo" de los consagrados. Con canciones populares, para aprovechar el auge de dos números que en ese mismo momento apasionaban a los discoyentes americanos, "Perfidia" y "Frenesí" y números de su repertorio que le habían ovacionado quienes en el Bar Londres, de la carrera 8a entre calles 12 y 13 de Bogotá adivinaban también el portentoso caudal de arte que poseía ese muchacho narigón y tímido que Emilio Murillo había llevado a Bogotá desde su nativa Tocaima.
Porque fue efectivamente, el maestro Emilio Murillo, una tarde de domingo en Tocaima, cuando se hacía cortar el pelo en una de esas típicas barberías de las plazas de nuestros pueblitos interioranos, quien descubrió a Carlos Julio Ramírez, mientras éste y su hermana Alcira, cantaban bambucos acompañados de tiple, en el mercado público.
Murillo trató de matricular a Carlos Julio Ramírez en el Conservatorio Nacional, pero, cosas de los Conservatorios, lo encontraron "viciado de bambuco".
Posteriormente el fabuloso maestro Bracale lo incorporó a su compañía de Opera, una compañía de Opera que formó con elementos nacionales y que hizo historia en una serie de actuaciones en el teatro Colón.
Aquellas funciones en las cuales, Carlos Julio Ramírez, Alicia Chaparro y el tenor Agudelo se repartieron los clamores de un público que veía en ellos el justo símbolo de ese progreso artístico que estaba fraguándose entonces.
Después, La ansias de nuevos horizontes y de triunfos más efectivos lo vincularon a Efraín Orozco y su Orquesta, la primera Orquesta moderna "tipo jazz" que hubo en Colombia, y lo llevaron a ese Buenos Aires de sus sueños a donde una vez le pronosticó Carlos Gardel que habría de triunfar.
Y todo eso que les contamos antes, para recordarles cómo grabó Carlos Julio Ramírez sus primeros discos Víctor, en ese mismo año de su regreso a Colombia cuando la Cadena Kresto lo presentó en una serie de programas de inolvidable recordación.
Después vinieron las actuaciones cinematográficas del célebre barítono. Sus jiras por el mundo entero. La consagración de todos los públicos, y repetidas veces sus actuaciones en nuestros teatros y radiodifusoras siempre con feliz suceso.
La reposición de estas grabaciones son pues el resultado de una imposición popular. Ellas están ligadas, no solamente al comienzo de los triunfos mundiales de Carlos Julio, sino que pertenecen a una época feliz de la canción romántica, y a un buen momento de nuestro país, cuando en paz total, se hallaba en plenitud su desarrollo artístico y económico. Nuestras viejas ciudades coloniales se convertían en bulliciosos e importantes centros metropolitanos, y el artista nacional comenzaba a ser avaluado en su justo preció.
Ramírez estaba en el máximo de su voz y de su talento interpretativo. Los más famosos compositores del mundo componían para él.
Y estos discos, grabados a 78 revoluciones por minuto, apasionaban a los aficionados a la música. Eran los éxitos del momento en los traganíqueles. Llenaban con sus notas cordiales y la voz emocionante de nuestro gran barítono, los tocadiscos hogareños.
Cabe observar sin embargo, que las condiciones del mercado fonográfico en ese entonces, eran considerablemente limitadas, debido a los problemas inherentes a la importación de discos.
Y es así como, efectivamente, fueron muy pocas las personas que lograron adquirir estas grabaciones, en comparación con las que deseaban adquirirlas.
Y estos primeros discos de Carlos Julio Ramírez, pasaron a ser flores "exóticas" de las discotecas privilegiadas.
Ahora están aquí otra vez. Revividos en la magia del microsurco. Y presentados junto a los folletos que pregonaban en esos tiempos su importancia. El cuadernillo biográfico que repartió la "Cadena Kresto" cuando lo trajo al país, y el boletín de la RCA VICTOR anunciando la aparición de "Perfidia y Frenesí", boletín que además reproducía valiosos conceptos sobre Carlos Julio.
Ahí tienen pues, para que dediquen un rato al recuerdo y para que se den gusto escuchando una de las expresiones artísticas más sobresalientes de todas las épocas, "Aquellas Canciones" de nuestro Carlos Julio.