sábado, 8 de enero de 2011

HUGO DEL CARRIL - Yo soy Aquel Muchacho

1935 - Acta de defunción de Carlos Gardel en Medellín.


Lado "A"            
NADA MAS        
ME BESO Y SE FUE      
VENDRAS ALGUNA VEZ            
AL COMPAS DEL CORAZON    
POR TUS OJOS NEGROS            
VIEJA AMIGA

Lado "B"
EL ADIOS
INDIFERENCIA
SOSIEGO EN LA NOCHE
LUNA DE ARRABAL
PERCAL
YO SOY AQUEL MUCHACHO





PERCAL


EL ADIOS


AL COMPAS DEL CORAZON


Por allá en 1932 vivía el tango una buena época en Buenos Aires.

Diariamente los periódicos y revistas registraban nuevos triunfos de Carlos Gardel. Lo aclamaban en Europa y en todo el viejo mundo, en donde también habían impuesto música porteña. Irusta. Fugazot y Demare por un lado y Spaventa por el otro.

Francisco Canaro contaba sin parar cosas sobre Paris en donde más de un director de Orquesta Típica había decidido sentar reales.

Enrique Santos Discépolo, Celedonio Flores y otros, estaban lanzando lo mejor de su producción.

Y en el barrio de Flores, un muchacho, Piero Hugo Bruno Fontana, encontraba las primeras oportunidades para lucir su voz, que por el acento varonil y pastoso recordaba la del "morocho" inmortal.

Era un tío con pinta de galán y amable simpatía que se llamaba "Pierrot" para los radioyentes y que "prometía", en concepto de los entendidos.

Piero Hugo militó luego en un trío denominado "París", en donde adoptó el seudónimo de Cáceres, y luego formó dueto con el cantor Acuña, quien le inspiró el remoquete que se haría mundialmente famoso: Hugo del Carril.

1937 fue el año de su triunfo definitivo. En ese año debutó en la Radio Municipal, grabó sus primeros discos, hizo la primera salida al exterior y recorrió el interior del país, encontró a un excelente músico, Tito Ribero, que fue durante años su asesor musical y siempre uno de sus mejores amigos.

Y fue por fin ese año el que marcó su incorporación al cine argentino que desde entonces lo tiene como uno de sus más firmes puntales.

Fue en la película "Los Muchachos de Antes no usaban Gomina", de Manuel Romero.

Lo único que hacía era cantar "Tiempos Viejos", del mismo Romero y de Canaro, en un escenario que representaba un viejo cafetín y que hacía juego con su típico vestuario porteño.

A "Tiempos Viejos" siguieron: "La Vuelta de Rocha", "Tres Anclados en París" y "La Vida es un Tango" y "Madreselva", siendo estas ya consagratorias para su actividad de galán cinematográfico, tanto que hasta le fueron ofrecidos contratos de Hollywood, contratos que no llegaron a concretarse por problemas sindicales.

Llegaron después las ovaciones por "La Vida de Carlos Gardel", en donde incorporó al inolvidable cantante de quien llegaron a considerarlo sucesor, y "Gente Bien" sus actuaciones clamorosas en Radio Prieto, y la celebridad de sus discos en todo el continente americano.

A partir del año 40, filmó "Confesión" y "El Astro del Tango", hizo revista en el teatro Casino como primera figura. Fue al Brasil y a Chile y de vuelta en Buenos Aires intervino en más películas de éxito, como "La canción de los Barrios", sobre una obra teatral de Francisco Canaro e Ivo Pelay, que hizo historia en la calle Corrientes, "En la Luz de una Estrella" y "Cuando Canta el Corazón" que fue hecha poco antes de una larga gira por Centro América en compañía de Ana María Lynch, cantante y bailarina, del músico Tito Ribero, del bailarín Pedro Giménez y de Miguelito Puccio y Prudencio Giménez, dueto que interpretaba melodías folklóricas.

Se hicieron aplaudir en Nueva York, en donde un peliculero lo llamó para incorporar a Rodolfo Valentino en una película que nunca llegó a rodarse y bajo un contrato que Hugo no aceptó porque le imponía una ausencia de 7 años de su Buenos Aires nativo.

Volvió a Buenos Aires en 1942, hizo más películas y en el 44 se fue de nuevo por los caminos de América para radicarse por dos años en México.

Esos dos años fueron aprovechados para filmar nuevas películas y trabajar en el famoso cabaret "El Patio", en donde llegó a ser atracción insustituible.

De regreso a Buenos Aires, nuevas películas, más trabajo en los clubes y en los grilles y por fin la concreción de su sueño: hacerse director de cine. Y no un director de cine cualquiera, sino el mejor de la Argentina para muchos, y para todos, el más popular y más querido.

En los últimos tiempos, Hugo del Carril se había retirado un tanto del tango. Sin embargo el público lo pedía siempre. Y cuando no hace mucho se presentó en el Avenida con Marianito Mores y Tita Marello, su actuación tuvo caracteres de verdadero acontecimiento.

Hugo del Carril ha llegado a ser un símbolo de Buenos Aires.

Llena toda una época.

Su identificación con el gran público solo puede compararse a la que tuvo Carlitos Gardel.

Porque no solamente es, Hugo del Carril, un cantor que sacude los públicos sino también una figura apreciada. Un amigo de todos. Un retazo de la ciudad.

A través de los años sigue siendo aquel muchacho de 1932 que se llamaba "Pierrot" y que cantaba "Dandy" en Radio El Pueblo.

En este disco, el primero de una serie en donde aspiramos a recoger sus grandes interpretaciones para la RCA VICTOR, encontrarán algunas de las páginas musicales que lo hicieron más popular en tierras colombianas, entre ellas ese tango del compositor Joaquín Mora, residente en nuestro país, quien lo alentara tanto en sus primeros tiempos y que lo acompañó en muchos de sus primeros discos.

Es el reencuentro con una de las figuras más queridas del tango argentino, este disco con sabor a cafetín bonaerense, con reminiscencias de romances fenecidos.

Nota de Hernán Restrepo Duque

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