TOMO Y OBLIGO -Carlos Gardel con Guitarras
ADIOS MUCHACHOS -Agustín Magaldi con Guitarras
VIDA MIA -Alberto Gómez con Orquesta
NO TE ENGAÑES CORAZON -Agustín Irusta
CUATRO PALABRAS -Charlo
NOSTALGIAS -Hugo del Carril
MUÑECA BRAVA -Alberto Castillo
EL CHOCLO -Ángel Vargas
QUIERO VERTE UNA VEZ MAS -Andrés Falgas
PERCAL -Aníbal Troilo
UNO -Alberto Marino
MI NOCHE TRISTE -Edmundo Rivero.
QUIERO VERTE UNA VEZ MAS
TOMO Y OBLIGO
ADIOS MUCHACHOS
Corresponde su selección a un criterio de un interés popular. Son 12 tangos y 12 voces simplemente.
Algunas de un valor histórico excepcional.
La de Alberto Gómez es una de las interpretaciones menos conocidas del famoso cantante.
La de Charlo pertenece a la breve época en que él figuró como director “estribillista” de la orquesta de Carabelli.
La de Castillo en su espectacular época con Ricardo Tanturi.
La de Ángel Vargas fue en cambio muy posterior a su desvinculación de D·Agostino y a una de sus mejores épocas como vocalista independiente.
“Quiero verte una vez mas” de Falgas fue hecha en Chile. Y es la única grabación de este disco realizada fuera de Buenos Aires.
La interpretación que escuchamos de Rivero es también de su época de vocalista con guitarras y en cambio la de Alberto Marino es de los tiempos en que cantaba con “Pichuco”.
Puede decirse que la historia del tango canción comenzó al interpretar Carlos Gardel por entonces Rey absoluto con José Rezzano del cancionero de los campos argentinos, el tango “Mi noche triste”, en inolvidable función del Teatro Nacional por allá en el lejano 1917.
Samuel Castriota , bonaerense quien antes de cumplir 18 años de edad había formado un conjunto típico con Canaro y Greco, era el autor de la música de esta canción que se llamo inicialmente “Lita”.
Pascual Cantursi le puso letra. Pascual Cantursi es tal vez el primer cantor de tangos de quien se tiene noticia. Acompañándose de su guitarra andaba por las calles bajas, en donde ya imperaba la música nostálgica del tango sin poder conquistar los salones de la alta sociedad.
Sin embargo, por su categoría, por su carácter extraordinario dentro del cancionero argentino. Es a Gardel a quien cronológica y jerárquicamente se considera como el primer cantor de tangos.
Y de él partimos para ofrecer esta selección histórica que nos permite apreciar lo más significativo de 45 años de tango, en cuanto a voces masculinas se refiere.
Desde y fuera de Buenos Aires. En distintos momentos, con modalidades diferentes con jerarquía disímil dentro de la historia misma de la canción argentina. Y en todo caso nombres que cualquier iniciado en el conocimiento de la música de Buenos Aires fabuloso y populoso, tiene que considerar como indiscutibles por ellos mismos y por los triunfos que ganaron para sus canciones.
Carlos Gardel, que, ya lo saben, murió en Medellín el 24 de junio de 1935. Agustín Magaldi, fallecido en su Buenos Aires, en pleno triunfo, el 8 de septiembre de 1938, e Ignacio Corsini forman la primera gran trilogía del tango.
Los dos primeros llegaron a él tras feliz incursión por el campo de la canción nativa. Gardel con Razzano y Magaldi con Noda. Corsini fue el galán teatral por excelencia. Quien dio al tango “tablas”, escena, actuación.
Magaldi lo llevó de Buenos Aires y lo asentó en los campos y en las sierras. Su estilo era triste, quejumbroso, nostálgico. Tenía lágrimas el tango de Magaldi. Tras el accidente en Medellín él fue el primero. Parodiando cierta frase famosa puede decirse que “primero Gardel, tras Gardel nadie y tras de nadie Magaldi”.
Gardel canta “Tomo y Obligo”. Quien que tenga más de 25 años no se acuerda de “Tomo y Obligo”…La cantó en su más famosa película “luces de Buenos Aires” filmada en Francia en 1930. El público hacia devolver el film para aplaudirle su interpretación otra vez. Julio de Caro al violín y Pedro Laurent en el bandoneón eran sus acompañantes con un guitarrista, argentino también, en aquella escena inolvidable.
La voz de Magaldi evoca uno de los tangos más universales. Y una de sus mejores creaciones. El célebre “Adiós Muchachos”.
Charlo, Irusta y Alberto Gómez conformaron la segunda gran trilogía.
Charlo fue señalado popularmente como el heredero de las glorias de Gardel. Es también compositor extraordinario y músico muy completo, galán de cine y exquisito actor de teatro.
Su voz revive un tango de Luis Rubistein, poco conocido pero de indudable belleza “Cuatro Palabras” grabado durante su breve paso como vocalista de la Orquesta de Adolfo Carabelli. Y es que todos los tangos que Chalo cantó hicieron historia.
Irusta fue, con Carlos Spaventa, el precursor de las glorias de Gardel en España y en Francia. Cuando el trío Irusta -Fugarot y Damare. Fue el abanderado número uno del tango, cuando el tango se lanzo a la conquista del mundo. Y le aplaudieron como solista posteriormente, haciéndolo ídolo en Cuba, en México y en los Estados Unidos.
“No te engañes corazón” de Sciammarella hizo historia en su voz cuando lo presentó en Europa y en la de Corsini en Buenos Aires durante su ausencia.
Alberto Gómez hizo, mas que nadie, canción, romanza, arias popular del tango. Idolo de América su voz de tenor lirico entregaba a los públicos un tango pulido y señorial. Ejemplo de ese tipo de tango es “Vida Mía” de Fresedo, cuya categoría y popularidad crecen con los años. Gómez, quien fue quien estreno los tangos de Discepolo y el intérprete favorito del gran compositor, está muy fuertemente vinculado a la historia de Buenos Aires bohemio.
Hugo del Carril, figura solitaria, única, gigantesca, se ha desparramado en muchas actividades artísticas triunfalmente, pero su sitio en el tango sigue firme y puede decirse que en el cariño que por él siente la capital del Plata, sus gentes y sus barrios ha igualado al “zorzal”. “Nostalgia” es una de sus mejores creaciones. El autor Juan Carlos Cobian, una de las figuras más grandiosas del mundo musical popular argentino.
Alberto Castillo, Ángel Vargas y Fiorentino, pertenecen a la época en que dominaron el ambiente las Orquestas Típicas.
Loa años “treinta” del tango, cuando las agrupaciones llegaron a su máximo rendimiento y se identifico cada una con una voz de firme acento tanguero.
Castillo, con Tanturi y su típica Los Indios de donde habría de separarse para formar una revolución con su manera de decir, orillera, de sabor arrabalero y florituras de bandoneón. “Muñeca Brava”, grabado en esa primera época vino a ser un típico ejemplo del estilo de su repertorio en cuyas letras se expresaba con sus modismos de ciudadano de abajo.
Ángel Vargas, el recordado “Ruiseñor de las calles porteñas” por su emoción de barriada y de su evocador repertorio, hizo época junto a Ángel D·Agostino. Murió el 7 de julio 1950. Tenía 50 años y seguía siendo uno de los amos de la canción porteña. Ángel Vargas evoca “El Choclo” melodía que pertenece a los primeros tiempos del tango y que fue durante muchos años antes de que Discepolo le pusiera letra, puro aire bailable.
Fiorentino fue el típico cantor de orquesta. Y uno de los primeros que sintieron la responsabilidad de decir el estribillo en forma estelar. Fiorentino vivió sus mejores momentos junto a Aníbal Troilo y posteriormente tuvo una magnifica orquesta con Astor Piazzola. Falleció el 11 de septiembre de 1955 en lamentable accidente automovilístico.”Percal” el tango que evoca su voz, es uno de los mejores que se ha escrito. Por la emoción discreta de su letra y lo bien confeccionado de su melodía.
Andrés Falgas hizo la mayor parte de su carrera fuera de Buenos Aires, si bien tuvo en su tierra extraordinarias actuaciones junto a Juan Canaro y Rodolfo Biagi.
En México fue ídolo. Y ese país sintió el tango en su voz mas que en ninguna otra. En su personal estilo, en su singular acerbo.
El tango “Quiero verte una vez mas” grabado en Chile en su mejor época, recorrió América triunfalmente y fue muy difundido por el cinematógrafo. Puede decirse que es uno de los mejores tangos de la penúltima jornada.
Edmundo Rivero y Alberto Marino llenan por si solos la historia de los últimos 10 años del tango.
Aportaron, primero desde las filas del inconmensurable “Pichuco” , luego en sus actuaciones como solistas, un acento varonil y una modalidad moderna y evolucionada.
A Edmundo Rivero lo encontramos en el histórico tango “Mi noche triste” y a Marino en “Uno”, que reunió los nombres del gran Discepolin y de Mariano Mores, figura de vanguardia que ha incorporado nuevas concepciones al tango.
Hernán Restrepo Duque
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