Tranvia.Medellín.
Todos los pasajeros deben guardar buen comportamiento; en caso contrario el motorista está en la obligación de hacer retirar a los que no cumplan esta disposición, sin perjuicio de las sanciones de policía, a que haya lugar.
Con Toda el Alma
Desprecio
Horas Tristes
Indecisión
Lejos de Ti
No te Enojes Conmigo
No vales Nada
Obsesión
Pena de amor
Verde luna
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CON TODA EL ALMA
LEJOS DE TI
INDECISION
Ella cantaba boleros
Por
Juan José Hoyos
Aunque me gustan las fiestas, siento miedo cuando llegan los días de la Feria de las Flores. Puede ser porque durante esos días me han atracado algunas veces o han asaltado las tiendas de mis amigos. Un lunes de agosto estaba en una tienda de mi barrio, oyendo música. Coco, su dueño, guardaba las mesas y las sillas. Eran las diez de la noche. De pronto llegó un automóvil blanco y se bajaron tres tipos, veloces como si fueran gatos. En un abrir y cerrar de ojos yo tenía una pistola junto a mi cara. Eran ladrones profesionales: no temblaban. Uno de ellos, cuando acabó de esculcarnos, iba a robarse tres botellas de aguardiente. El negro que me estaba apuntando con la pistola le dijo: "¡Aguardiente no, a mí me gusta es el ron!" Nos dejaron a todos sin un peso. La última vez fue en la tienda de Orlando. Estábamos solos, conversando, y de pronto me acordé que esa noche era viernes de feria. Dejé servida la cerveza en el mostrador y me despedí. Los ladrones llegaron cuando yo iba en la esquina.
Este año, gracias a Dios no me atracaron y hasta pude oír boleros. Los boleros de mi vida? y cantados de viva voz por Ligia Mayo, una de las heroínas de mi adolescencia. No puedo separar mis recuerdos de sus canciones. Las oía en todas las rockolas de las heladerías, en todos los buses, en todos los bares. El viernes, unos estudiantes de periodismo de la Universidad de Antioquia me dijeron que en la Feria de las Flores le iban a hacer un homenaje y me regalaron una boleta. Vi los artistas invitados: Carlos Arturo, el Trío América, Los Pamperos, el Trío Vino Tinto, una bolerista cubana? Entonces mi mente se perdió en un torbellino de boleros de Edmundo Arias: la voz de Carlos Arturo cantando "Muchas gracias, viejo amor?" La voz de Orlando Contreras: "Tu vida va encerrándose en mi vida y voy sintiendo un gran cariño que es solito para ti?" La voz de Alci Acosta: "Si hoy fuera ayer, por Dios que no la dejo partir?" Mi mente también trajo de algún recodo del río de la vida las voces de Óscar Velásquez y su Trío América cantando "Cuando voy por la calle", de Jaime R. Echavarría? Las voces tristes de Los Pamperos cantando "El Cristo de la pared", de Luis Bernardo Saldarriaga, y otro montón de canciones con las que los borrachos de Guayaquil amanecían tomando aguardiente y llorando.
También me contaron que el homenaje lo había organizado el periodista Henry Londoño con la ayuda de RCN Radio con el fin de recoger fondos para Coraymar, una corporación de ayuda a los indigentes y los marginados de Medellín que él mismo fundó en el año 2000. Henry también era músico y tenía un trío de boleros -Vino Tinto- con el que pensaba cantar en el homenaje a Ligia, pero no pudo: murió el 19 de julio a las seis de la tarde. Le dio un infarto cuando acababa de organizar el concierto del viernes. Su esposa Gloria Sierra lo llevó a una clínica del centro donde le exigieron un depósito de 200 mil pesos para atenderlo. Ninguno de los dos tenía esa plata. Henry murió en un taxi mientras Gloria buscaba otra clínica. ¡A él, que sólo pensaba en ayudarle a los desvalidos, en la hora final de su vida nadie le ayudó!
La historia de Henry me sublevó. Además, la lista de cantantes me gustó tanto que se me quitó el miedo a los atracos y decidí meterme al centro a pesar de que era viernes? ¡y viernes de feria! Llegué al teatro Pablo Tobón Uribe y me fui directo a los camerinos con un disco de Ligia Mayo. No soy coleccionista de autógrafos pero apenas la vi llegar, le dije: "Ligia, yo quiero que usted me firme este disco. Usted sabe por qué". Ella me escribió: "Juan José: ya escribiste de mí en tu libro, ahora me tienes grabada en este C.D. Que lo disfrutes". No desaproveché la oportunidad. Mientras le llegaba la hora de salir al escenario, nos pusimos a hablar. Oyéndola contar cosas, yo me sentía como un personaje más del primer capítulo de "Tres tristes tigres", esa hermosa novela del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante que narra la historia de los cabarets de La Habana de los años cincuenta como si fuera una canción: "Ella cantaba boleros".
Ligia nació en Yarumal pero se vino muy joven a vivir en Medellín, donde se graduó de maestra en el Instituto Central Femenino -Cefa-. Era la década de los cincuenta y ella ya cantaba en las reuniones de la familia. Un día una prima le aconsejó que grabara un disco. Ligia le dijo que eso no era tan fácil. Ella le presentó a un guitarrista llamado Virgilio Pineda y él empezó a darle clases de solfeo. Cuando ella aprendió a leer partituras y se perfeccionó en la guitarra y en el canto, Pineda le propuso que formaran un dueto y grabaran un disco. Era el año 1959. Él consiguió una cita en los estudios de Codiscos. La voz de Ligia Mayo les gustó a los productores. Poco tiempo después le propusieron grabar su primer disco.
"Yo me fui para Codiscos sin decir nada en la casa, porque yo sabía que esa idea no les gustaba", recuerda Ligia. "Cuando ya me dijeron hasta el nombre que me iban a poner, le conté a mi esposo y él me dijo: ¿Ligia White? La conocen ahí mismo. Yo le dije: pues cuando digan Ligia Mayo también van a saber que soy yo. Porque yo me llamo Ligia Tamayo. Bueno, quedé Ligia Mayo y empecé a grabar".
Su primer disco fue uno de 78 revoluciones con dos boleros: "Obsesión" y "Rendido" (Eso decían ellos, pero se llama "Desprecio"). Hasta que grabó "Con toda el alma", y "Lejos de ti": "Ese sí se oyó por toda parte. Sobre todo "Lejos de ti", de Rafael Hernández. Y con eso ya la gente me conoció. Hice dos long plays y unos 20 discos de 78. Mi marido me llevaba por Guayaquil y me decía: ¿querés oír dónde tocan tus discos? Vení yo te llevo: puro Guayaquil. Los choferes de los buses y los camiones le contaban la historia mía: no, es que el marido la dejó por esas canciones, es que ella se las dedicó a él? Y él llegaba a la casa, con esa risa, a contame: ve, por allá dizque estamos separados".
Ligia Mayo sigue recordando: "Eso fue una odisea. Y llegó el año 1966. Los productores de Codiscos querían que fuera a México, a una parte y la otra. Y yo más bien paré la cosa ahí porque sabía que en la casa no les gustaba. No era mi marido no más: ni mi mamá, ni mis hermanos, ni nadie estaba de acuerdo con que yo fuera cantante. Entonces fundé un colegio y me dediqué a la enseñanza. Pero me siguió gustando el bolero, y bien despechado. Y todavía me gusta. También me encantaban los tangos. Yo he compuesto unas 30 canciones, pero apenas he grabado dos". Luego recuerda el día en que su hija Martha Ligia White llegó a la casa muy emocionada porque el nombre de su mamá había aparecido en un libro. "Yo creo que tengo la mamá más importante del mundo", le dijo.
Ligia Mayo cantaba boleros y ahora ha vuelto a cantarlos. Ya no es maestra. Ya vendió el colegio. Ya crió a su hija. Ya sus padres murieron y su esposo también. Pero las pérdidas, así duelan tanto, también tienen sus ganancias: ahora, por fin, Ligia Mayo ha vuelto a ser lo que siempre quiso. Ahora canta boleros.
EL COLOMBIANO.COM
Hoy me entere de la partida de Ligia Mayo, recien conozco su musica y son pocas las melodias que he podido escuchar de ella, pero tenia el sentimiento de las grandes boleristas de su epoca..
ResponderEliminarDescance en Paz y seguira viviendo en su música...