LADO 1
PROHIBIDO * M. Sucher - C. Bahr y Orquesta de Chucho Zarzosa
AMOR DE LOS DOS G. Luna de la Fuente y Orquesta de Chucho Zarzosa
CORAZON PARA QUE R. Taboada - A. Orefiche
A SOLAS G. Curiel
CONTRASTE Agustín Lara
INCOMPRENSION Bullumba Landestoy
LADO 2
TRAICION Rafael Hernández
MI PECADO C. Ulloa Díaz - J. Goles con Vieri Fidanzini y su Orquesta
DAÑO C. A. Briz y Orquesta de Chucho Zarzosa
POR QUE ME DEJASTE AMOR Nilo Meléndez - A. Utrera y Orquesta E. Vigil y Robles
OLVIDAR ES MEJOR J. Arvizu - T. Tucci
PECADO C. Bahr - A. Pontier - E. Francini con Vieri Fidanzini y su Orquesta
PROHIBIDO
CONTRASTE
PECADO
La colección de discos de Juan Arvizu podría resumir, perfectamente, la historia de la música popular en los últimos 35 años.
Le tocó al gran tenor mexicano el nacimiento y el apogeo y hasta el declive de grandes figuras de la música popular. De cantantes celebérrimos. De compositores de gran fuste. De ritmos y estilos que él fue asimilando en su repertorio a medida que pasaban y con los cuales, en muchas oportunidades, llegó a identificarse.
Fue Juan Arvizu, por ejemplo, el "descubridor" de Agustín Lara y por ende, su primer intérprete.
Arvizu llevó al pianista "su" pianista entonces, a la XEW, en donde debutaron ambos precisamente en los programas inaugurales de la gran emisora que inició una época del arte latinoamericano.
Arvizu con "Monísima", el Trío Garnica, Ascencio y Ortiz Tirado, fueron los primeros intérpretes de Lara en discos. Y cuando se presentó en los escenarios Agustín Lara fue precisamente acompañando a Juan Arvizu.
Eran los tiempos del tango argentino. Lara componía tangos. Y Arvizu cantaba tangos. Aunque precisamente el lanzamiento de Agustín se hizo como reacción contra la tremenda invasión de tangos argentinos.
Juan Arvizu fue uno de los primeros intérpretes de boleros. De los boleros que habrían de invadir completamente los aires americanos. Los boleros románticos, amabilísimos, dulzarrones, que fueron los telones de fondo de los romances juveniles durante 25 años por lo menos. V que todavía, aunque en menor escala, siguen siéndolo. Arvizu interpretó mambos y porros. Rumbas y foxes. Su voz servía para todo, y para todos. Es una voz amable, de cálidos esguinces manejada, además, por un señor que estudió los secretos del arte musical y que ha tenido gusto y emoción.
Fue la voz amiga que noche a noche, durante los tiempos de la guerra, nos llegaba desde la lejana Nueva York, por las ondas cortas, para decirnos que había aún rincones en el mundo, donde el amor era la razón de existir. Donde se soñaba y se besaba. Donde aún no habían claudicado el sentimiento y el corazón. Los días aquellos en que Arvizu fue estrella de La Voz de América y popularizaba desde allá cientos de canción de todo el continente.
Figura Juan Arvizu entre los cantantes que más discos han grabado en todos los tiempos. Y con los más disímiles acompañamientos. Y con acompañantes, hombres y mujeres, que han sido también, gloria y lustre de la canción popular.
Los más notables compositores han soñado alguna vez con que Juan Arvizu les cante sus obras. Y si esa obra ha tenido méritos para llegar al público, estén ustedes seguros de que Arvizu ha ido con ella alguna vez a recomendarla a las multitudes.
En la Argentina Mario Clavell. En Puerto Rico Rafael Hernández. Donato Román Heitman en Chile. Carlos Vieco en Colombia. Lara, Curiel, Ruiz, todos los grandes de México, han sentido alguna vez las delicias de la consagración, gracias a una de las felices interpretaciones de este mexicano que se prendió como medalla de oro en la solapa de América musical.
Arvizu nació en la musical Querétaro, a 250 kilómetros de la capital mexicana. Allí hizo sus primeros estudios. Y allí comenzó a cantar, en el Orfeón de Antonio González. Su padre era telegrafista y Arvizu también lo fue, dedicando los ratos libres al estudio de la música. José Pierson lo hizo cantante, como a muchos otros gloriosos cantantes de México. Y en la Compañía de Opera de Pierson debutó Juan Arvizu, en el escenario del teatro Esperanza Iris. Entre sus compañeras figuró la famosa soprano hispana Ángeles Ottein.
En 1928 debutó en la compañía de revistas más famosas que tuvo México, la de Pepe Campillo. Actuaba en el teatro Lírico. Fue también ese el año de su debut como cantante de discos. El triunfo que obtuvo en el sello Brunswick con "Varita de Nardo" hizo méritos para que la RCA Victor lo contratara. Y en nuestra marca debutó con "Por unos ojos" del compositor Jorge del Moral.
En 1935 se lanzó a la conquista continental. Inauguró Radio El Mundo, de Buenos Aires.
Fue una temporada triunfal, que se repetiría luego, al terminar sus contratos en Nueva York, en los años que Arvizu mismo calificaría como los más brillantes de su carrera.
El cine también contó con la colaboración de Arvizu. "Santa" y "Reír Llorando", que filmó en México. Y "Ahora Se- remos Felices", realizada en la ciudad de La Habana.
Tras las canciones de Juan Arvizu, que parecen dichas al oído de las gentes. Y que han superado gustos, modas y estilos vive agazapada toda una época y por lo menos tres generaciones de aficionados a la música popular, han enamorado con ella. Y las han llevado consigo a la ventana de los secretos. A la al coba que escondió el romance. Al cafetín donde el "piano" compañero deshojó el disco para animar las copas.
Sus discos fueron cartas de ame. Insinuaciones sentimentales. Declaraciones definitivas Su estilo, inimitable por la misma razón de las cualidades vocales de excepción del tenor mexicano, ejemplo y meta.
Cuando hablamos de Arvizu pensamos casi siempre en la canción romántica. Casi blanca.
Y es que sus actuaciones en el cine, y aquella temporada desde Nueva York lo identificaron con un estilo de letra eminentemente romántico y amoroso. Como para novios.
Sin embargo, como decíamos antes. Arvizu fue uno de los más felices intérpretes del tango argentino en los comienzos de este aire. Y supo interpretar como pocos sus letras dramáticas y sus tremendos desenlaces.
En los boleros también ha tenido oportunidad de imponer algunos que podemos calificar de "fuertes por lo intenso de su argumento y su impresionante contenido sentimental. Y es precisamente un grupo de canciones que caen dentro de esta calificación, el que conforma esta nueva aparición del famoso tenor en nuestra serie de coleccionistas que lo ha tenido como huésped triunfal numerosísimas veces.
Precisamente algunas de estas canciones, y entre ellas la que da título al disco, fueron primero tangos. V como tangos surgieron en la Argentina. Pero como Arvizu ha ido siempre con la moda, y la moda en ese momento era el bolero, como boleros los hizo conocer él de los públicos latinoamericanos.
Las canciones de este disco cantan amores imposibles, romances frustrados. Dolorosas incursiones en el mundo de lo irremediable. Son letras pesimistas posiblemente. Pero canciones hermosas que alguna vez vivimos. O que, por lo menos vimos vivir. Y con las cuales asistimos tal vez, alguna noche, al banquete del recuerdo y del despecho.
Creaciones inmortales, en todo caso, de uno de los más espléndidos cantantes que en el mundo han sido.
Cita de gala con una selección de melodías que dicen del amor humano.
Selección y notas: HERNAN RESTREPO DUQUE.
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