sábado, 9 de julio de 2011

GARZON Y COLLAZOS VOL..7 -Espumas

- Fuente del Parque Bolívar en 1900
Fotógrafo: Melitón Rodríguez Márquez
Fotografía del Patrimonio de imágenes de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina

En 1900 fue instalada en la mitad del parque la fuente de bronce, traída de Nueva York (Estados Unidos), por Alejandro Echavarría y es llamada la fuente de "La Garza" por la escultura que la adorna. Mientras tanto la vida del Parque sigue su ritmo lento, se arboriza poco a poco y es lugar de recreo preferido por la población sobre todo los días sábados y domingos.

LADO 1

ESPUMAS - Pasillo
LA TRAPICHERA - Bambuco
RAJALEÑA No. 2 - Sanjuanero
SUR DEL HUILA - Bambuco,
SABOR DE MEJORANA - Pasillo
REINA DEL GUAROCO - Bambuco

LADO 2
PAJARO DIOS-TEDE - Bambuco
EL HUILENSE - Sanjuanero
LOS PESCADORES - Bambuco
EL RETORNO DE JOSE DOLORES - Bambuco
LA VAQUERIA - Sanjuanero
ADIOS AL HUILA – Bambuco

Canciones de JORGE VILLAMIL

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ESPUMAS


SABOR DE MEJORANA


PAJARO DIOS-TE-DE



Dibujadas, pulidas y repulidas, amando y calcando con piel sobre piel, éstas doce cláusulas en canción del médico Jorge Villamil copian una nueva y desde ahora para siempre inmutable carta musical del Huila, que aquí saluda y también se despide prometiendo el tácito, siempre anhelado retorno, mientras va exudando su alado espíritu, los vigilantes sueños y un paisaje en vitalicia mañana que tiene trapicheras, pescadores, aliento de vaquerías y un monologante pájaro "Dios-te-dé" pintando este marco recalcitrante de bambucos.

Son las voces de Garzón y Collazos, - principescas por dinastía artística y proceras por haber impreso prolongado capítulo en la crónica de la canción colombiana-, las en buena y harto propicia hora señaladas por SONOLUX para redactar esta carta musical huilense con una plena sintaxis de pasillo, ortografía de bambuco y pirotécnico estilo de sanjuanero, pues nadie como ellos han sido tan decisivos factores para fijar, - moldear más bien-, un modo interpretativo de nuestra canción telúrica, y pocos como ellos han alcanzado tanta altura y significación al haber dado tan especiales e inmodificables significación y altura a los aires musicales que pueblan nuestro suelo interior, la ya no tan subterránea pasión de los colombianos por sus propios elementos espirituales. Voces enaltecidas y hasta altaneramente colombianas, Garzón y Collazos han fijado en la retina sentimental de la nación ese antológico y fatigado, - que ronca fatigoso y menos fatigante-, "Pueblito Viejo", han matriculado en todos nuestros afectos su "Campesina Santandereana", a "Doña Rosario", una ardida "Soberbia", a " La Sombrerera", y "El Pescador", y han refrescado y reverdecido éxitos con "Cámbulos y Gualandayes" para luego localizar en la geografía del corazón nacional su "Río Neiva". Qué hablar a estas alturas de sus títulos, como que con los de las más preciosas canciones de la patria han ganado estos tan justos y en espiral de principado y procerato!

Neivano integral y rotundo, el médico Jorge Villamil, - nacido en la hacienda de "El Cedral" a mediados del año 29-, es el doble y emocionado artífice de estas doce canciones, de estas doce referencias en paisaje y calor de la misma tierra, que está presente en la casi totalidad de las tonadas que en él han aflorado, - ya un medio centenar-, y que empieza a identificarlo como uno de los nuevos y más valiosos capitanes del cancionero nacional, que en sus versos y melodías encuentra este nuevo y fresco aire, cantarín y odorante como ese mismo que sirvió de aéreo telón de fondo a la juventud del médico-compositor.

Pero vamos ya con las voces de Garzón y Collazos, - y Luis Uribe Bueno y su conjunto situando el digno basamento musical -, al Huila, el rumoroso solar colombiano del expectante perfil y el jolgoriento espíritu. Que uno y otro aquí están abroquelados en cada verso y compás y que en esta docena de bandas se enredan y atan alma y amores al Magdalena tutelar, a una Neiva que apenas empieza a cumplir su destino, a Pitalito y Garzón con sus atardeceres de algodón, y que nos lleva también a la altura y vértigo de "Miraflores" y del Nevado, .ya con su algodón acuático-, y a Suaza, calmada y recta con sus repetidas palmeras, mientras los ríos cantan sus nombres de espuma e injertan en el vocabulario del apego insobornable sus sílabas jugueteantes: Yaguará, Baché, Páez, Cabrera, Bordones, Aipé...

Nota: Gabriel Cuartas Franco

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