Gonzalo Escovar
Biblioteca Publica Piloto. Medellín.
LADO 1
- QUEJA DE AMOR – Bolero -D. R. de A.
- CRUEL OLVIDO – Bambuco -Ulpiano Morales
. PLENILUNIO – Pasillo -Nicolás Wesler
- MI CABAÑA – Danza -Emilio Murillo
- LA ESPINA – Bambuco -Luis Rosado Vega - Pelón Santamarta
- UN ANGEL DORMIDO – Danza -D. R. de A.
LADO 2
-BENDITA TU – Bolero -José Sabré Marroquín
- LLUVIA DE PLATA – Pasillo -Carlos Vieco
- EN LA PAJIZA CABAÑA – Bambuco -Alejandro Wills
- LO QUE SERIA UN NIDO – Vals -D. R. de A.
- OJAZOS – Pasillo -Noel Peláez Gómez
- ESPERAME – Pasillo -Francisco Paredes Herrera
ESPERAME
El espíritu de los viejos tiempos. La emoción cariñosa y diciente de las canciones de ayer, hacen alto en las serenatas. En estas serenatas que permanecen en Colombia, y sobre todas las ciudades colombianas en Medellín, como huéspedes inamovibles de los amaneceres, lo mismo en las modernas avenidas, que en las calles que guardan secretos de aquellos romances que fueron como enredaderas en sus ventanas cómplices, o se fueron muriendo" de cansancio y de esperanzas.
Gracias a las serenatas, las canciones colombianas de la epoca romántica conservan su vigencia en estos tiempos "nuevaoleros". Y las serenatas ofrecen y han ofrecido desde muchos años hace, a los grandes intérpretes criollos, la manera de mantener en torno suyo el fervor de los aficionados a la música popular.
"Serenateros" ilustres fueron, en viejos tiempos ya olvidados. Pelón Santamaría y Adolfo Marín, los primeros compatriotas que se aventaron con bambucos y pasillos por las tierras porteñas. "Serenateros" aquí, en Medellín, y en el México revolucionario que les tocó vivir.
"Serenateros", en la época bohemia de la Gruta Simbólica, en el Bogotá antañón de Julio Flores y de Emilio Murillo, fueron Alejandro Wills y Alberto Escobar, Joaquín Forero y Arturo Patiño. Jorge Añez y Rosales.
Y al pié de las rejas enamoradas, envueltos en los rayos de la luna, nacieron los bambucos y las canciones que confortan hoy en día la riqueza de nuestra música folklórica.
La "Serenata" es, con todo y su grito callejero, un arte intimo. Se ejecuta para un destinatario único. Para una sola persona. No importa cuántos haya en ese momento gozándola, es la muchacha, la novia, la esposa, la adorada de los sueños locos, la que vive sus encantos y entiende que la totalidad de esas estrofas que pega contra los barrotes y las vidrieras, tienen un sentido y dicen un dolor, y plantean un problema. La serenata va siempre a donde "hay un ángel dormido".
El mundo "serenatero" de Medellín tiene desde hace años en sitio estelarísimo a Julio Gómez y a Carlos Villegas.
Los dos aprendieron los bambucos en las más puras fuentes. Gómez acompañó en audiciones de radio inolvidables, a quien ostenta los más brillantes títulos bambuqueros de Antioquia, Obdulio Sánchez. Y Villegas es hermano de uno de los autores más notables de Caldas, Enrique Villegas. El mismo que integró un día, con Enrique Figueroa, un dueto que hizo historia: el de "Los Heraldos de Caldas".
Los dos, Gómez y Villegas, cantan juntos desde hace más de tres lustros. La radio, en su época de oro, lanzó sus voces criollísimas en centenares de bambucos apasionados. En los hogares linajudos de Medellín, sus guitarras y sus voces han colocado, triunfante, la bandera del folklore. Las más postineras serenatas de estos tiempos, tienen en Gómez y Villegas a sus auténticos representantes.
Su primer LONG PLAY en SONOLUX, titulado "Sueños", como un bambuco que ellos estrenaron, del maestro Carlos Vieco, ha sido uno de los más grandes sucesos discográficos de los últimos meses. Y un par de boleros de la vieja guardia, "No Más Tú" y "Quiero ser en tu Vida", acoplados en un disco sencillo, se convirtieron en uno de los más grandes "hits" del año 63.
En este segundo reviven viejos y queridos cantos de la patria, como "La Espina", el hermoso poema que inspiró inclusive una poesía de don Antonio Machado y que Pelón Santamarta hiciera famoso en México hace años. "En La Pajiza Cabaña", que nos da a gustar las mieles de la soberbia inspiración de Alejandro Wills inconmensurable trovador girardoteño. Y la danza de Emilio Murillo, "La Cabaña" acontecimiento musical en los días de gloria de la bohemia bogotana.
Junto a ellas, "Orito Viejo" de las tierras del sur, como "Plenilunio", peruano; "Espérame", pasillo ecuatoriano, y "Lo que Sería un Nido", vals argentino.
Y producciones de más reciente data, originales de músicos colombianos como "Cruel Olvido", bambuco maestro del malogrado cantante y guitarrista Ulpiano Morales, y "Ojazos" que fue por cierto, en una versión hace años retirada del mercado, brillante incursión fonográfica de Gómez y Villegas. Además de la danza que da título al disco. "Un Ángel Dormido". Del aplaudido pasillo de Vieco "Lluvia de Plata" y de los boleros antiguos que son ya imprescindibles en las colecciones grabadas de Gómez y Villegas, representados esta vez por "Queja de Amor" y "Bendita Tú".
A los "ángeles dormidos" que escuchan las serenatas. A las muchachas que sueñan con la emoción de un romance. A quienes alguna vez han ido con guitarras y bambucos a las calles solitarias bañadas de luna y han sentido la inmensa emoción de una serenata apasionada, los notables trovadores dedican este segundo volumen de sus grandes creaciones.
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