Edificio Gutiérrez en construcción en el costado norte
del Parque de Berrío. Sobre la calle Boyaca. 1917
Autor: Melitón Rodríguez Márquez.
© Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América
Latina — con Edificio Gutiérrez.
LADO 1
1. VOY GRITANDO POR LA CALLE Fernando Z. Maldonado canta: Alberto Granados
7. ESTA NOCHE Rafael Ramírez cantan: los
Delfines
3. CAMINO VERDE Carmelo Larrea
canta: Víctor Hugo Ayala
4 Mil BESOS Helena Valdelamar cantan: los Embajadores
5. TEMERIDAD Manual Jiménez canta:
Olimpo Cárdenas
6. MI SEGUNDO AMOR Los Cuates Castilla
cantan: Trio los Romanceros.
LADO 2
AQUEL Carlos Gali canta: lucho Ramírez
DELITO
Tito Ribero canta: Dione Restrepo
CARIÑO AJENO Alberto Medina canta: Trio
Carabell
INFORTUNIO Don Fabián canta: leo Marini
VUELVE
Benito do Jesús - Juan libre cantan: Ramírez - Arlas
LA VIDA ES UN SUEÑO Arsenio Rodríguez cantan: Los Provincianos
DELITO
TEMERIDAD
MIL BESOS
He aquí un repertorio seleccionado a base da verdaderos sucesos
musicales en años anteriores.
Canciones con historia y con atractivo permanente para
los que gustan da la buena música romántica.
"SONOIUX" ha reunido en esta "elepé"
doce melodías con el romanticismo y la emoción de los viejos tiempos, y de las
canciones de siempre.
Se incluyó el bolero moruno "Camino Verde- por
Víctor Hugo Ayala, el gran cantante da Colombia.
Dione canta su "Delito", como nadie más lo ha
cantado.
El bolero "Aquél" por lucho Ramiros, su éxito
en el 58, no es de los que se olvida fácilmente.
Alberto Granados, el cantante de la romántica voz, es uno
de sus más resonantes Impactos musicales "Voy gritando por la calle”……
La
calle de las nostalgias
Autor: Orlando Cadavid Correa
20 de Noviembre de 2009
Maiceros conocedores al dedillo de la historia
gastronómica medellinense aseguran que de la Fonda Antioqueña que estaba en la
querida Calle Maracaibo salió a conquistar el mundo la famosa bandeja paisa con
todos sus ingredientes.
Por la calzada de nuestras nostalgias circulaban
diariamente los protagonistas de la radiodifusión en su edad de oro. Ella –la
radio- giraba alrededor de programas de gran factura y de tanta audiencia como
“El granero de la esquina”, que catapultó a la fama al inolvidable
“Montecristo”; “Los catedráticos informan”, con eruditos de la talla de Joaquín
Pérez Villa, Luis Lalinde Botero y Antonio Panesso Robledo; “Coltejer toca su
puerta”, programa de concurso que emulaba con “El peso Fabricato”, emitido por
la competidora Voz de Medellín, que estaba en la carrera Bolívar con la calle
Cuba; el gran elenco de las radionovelas y los musicales de radioteatro, en
vivo, con estrellas de primera línea de Colombia y del exterior.
Por el radioteatro maracaibero desfilaron, entre otros
grandes del canto llegados de lejanas tierras, Libertad Lamarque, María Luisa
Landín, Mercedes Simone, Alfonso Ortíz Tirado, Néstor Chayres, Leo Marini, Hugo
Romani, Los Panchos, José Mojica, Charlo, Angel Vargas, Héctor Palacios, Marco
Antonio Muñiz, Raúl Iriarte, Juan Legido, los cubanísimos hermanos Rigual y sus
compatriotas las hermanas Lago y muchos más. Los nuestros también se lucían:
Carlos Julio Ramírez, Luis Macía, Matilde Díaz con la orquesta del maestro
Lucho Bermúdez; Alba del Castillo; Martha Domínguez, Luis Carlos Meyer, Evelio
Pérez, Jairo Villa, Gustavo López, Jorge Ochoa, Alberto Osorio, Alberto
Granados, Lucho Ramírez, Los romanceros, Obdulio y Julián, Espinosa y Bedoya y
el Dueto de Antaño. (Aquí caben otras decenas de etcéteras). Para todos había
trabajo, espacio y un público que aplaudía con delirio a la única de las bellas
artes que no se ve, pero se oye y se siente: la música.
Cuando el espectáculo radioteatral entró en declive, a
los artistas de carne y hueso se les sustituyó por el disco de 78, al comienzo;
de 45, después, y de 33 revoluciones, finalmente. Recordemos que en la recta
final de su dilatada carrera humorística, “Montecristo” no actuaba en radioteatro,
ni su programa iba en directo. Lo grababa ante escaso público, en el
desaparecido Teatro América. Era grande la nostalgia que experimentaba el
caricato criollo al recordar sus apoteósicas audiciones de la una y 30 de la
tarde, en la vieja Maracaibo.
En los contornos de la difuntita Voz de Antioquia estaban
Radio Sinfonía, la emisora que comandaba Jimmy Álvaro Vega. Los almacenes La
ilustración y Casa Ricordi, los principales comercializadores de discos del
“fogoncito”. La cafetería de Don Lao, el célebre viejo gruñón que cuando el
cliente le pedía un perico, le preguntaba si había llevado la leche y los
cubitos de azúcar. La Librería Aguirre con su carga de historia. El club de
ajedrez. Por el entorno merodeaba,
especialmente en las quincenas, libreta en mano, dedicada a sus cobranzas, la
usurera mamá de la cantante Dione Restrepo, (la intérprete del exitazo bolero
“Delito”) que prestaba dinero al “módico” 10 por ciento a la gente del ambiente
farandulero.
En “El Potro”, el grill del gaucho Alberto Podestá, nació
“Proyección”, el semanario de vida efímera con el que trataron de competirle a
“Pantalla”, el hebdomadario que era amo y señor del medio del espectáculo, los
maestros Hernán Restrepo Duque y Gabriel Cuartas Franco. Allí, en ese establecimiento
del que era cliente habitual “”El charro” José Manuel Moreno, surgió la gran
idea de crear Cantares de Colombia, la gran masa coral que bajo la batuta del
finado Luis Uribe Bueno le dio lustre a la música colombiana.
Imposible ponerle punto final a esta desordenada
remembranza sin evocar la vitrina de Maracaibo, desde la que los transeúntes
veíamos funcionar las 24 horas de cada día a Radio Reloj, la hermanita menor de
la gran emisora, tan venida a menos en los albores del nuevo milenio, con sus controles-locutores
Alberto González, “Españita”; Olson Reyes, Arturo Bustamante y Carlos Posada.
El lector Fernando Gutiérrez A. aporta amablemente esta
llamativa remembranza sobre la famosa calle arteria: “Quisiera aportarle, con
todo respeto, el recuerdo de un viejo café ubicado en la esquina de Palacé con
Maracaibo, del “Negus Henao”, donde su traganíquel era exclusivamente de música
clásica y uno de sus habituales clientes era el maestro Joseph Matza. Nosotros,
en ese entonces estudiantes de final de bachillerato del Liceo Antioqueño e
inicio de universidad (en Medicina) recibíamos del erudito toda una cátedra de
música alrededor de su mesa y acompañada de unos etílicos”.
La apostilla: Eterno enamorado de la belleza paisa, el
recordado locutor Alberto González, “Españita”, se deleitaba, antes de coger
turno, viendo pasar por Junín a las más hermosas hijas de Eva. Una tarde quedó
tan extasiado ante semejante desfile por la céntrica pasarela natural, que al
abrir el micrófono para dar la hora, en Radio Reloj, dijo: son las seis y
veintitrés muchachas”…
El Mundo.com
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