Esquina de Calle Boyacá con Bolívar. Edificio Henri.
Aunque lo niegues (02:38)
Dios sabe lo que hace (02:51)
Gota a gota (03:03)
La copa rota (02:53)
La cárcel de sing sing (02:51)
La última copa (02:37)
Papel de la calle (02:39)
Pecado (02:35)
Porque yo quiero (03:05)
Que no te cuenten cuentos (02:18)
Traicionera (02:23)
Volví la espalda (02:36)
LA COPA ROTA
TRAICIONERA
LA CARCEL DE SING SING
"El día que a mí, en un concierto, no me pidan La
copa rota, Traicionera y el Contragolpe, no sabría qué hacer. Tal vez me
retiraría de los escenarios"
Cuando Alci Acosta no está en un escenario, está sentado
en la entrada de su casa, en Soledad, Atlántico, donde nació, la misma que por
estos días se ve colmada de luces y adornos navideños.
Allí lo encontramos, disfrutando la sombra que proyecta
la edificación, al caer la tarde, vestido en camiseta y pantaloneta, muy
distinto al elegante de los conciertos y de las carátulas de sus discos.
Cuando un asistente suyo nos abre la puerta, el taxista
que nos hizo la distancia desde Barranquilla se acerca al bolerista y le dice:
"Maestro Alci, permítame solamente estrechar su mano". Luego de lo
cual, se va.
Alcibiades Alfonso Acosta Cervantes, nacido el 5 de
noviembre de 1938, cuenta que creció en una familia de músicos, la de su mamá,
Sara. "Éramos hasta 30 músicos en la casa". Su padre, Luciano, se
unía a ellos tocando una marimba rústica. Su tía, Rosita Cervantes, alcanzó a
grabar boleros. Un tío suyo, Teóbulo, tuvo un grupo con acordeón y guitarras:
Los Soneros Costeños. Alci quería ser pianista e ingresó a estudiar a Bellas
Artes, a los 15 años. Lo del canto vendría después.
Cuéntenos sobre esos primeros momentos en la música.
"Comencé mi carrera en 1957. Primero fui pianista de
grupos tropicales como el de mi tío y los de los maestros Nuncira Machado y
Peyo Torres... Tocábamos porros y cumbias. Después, en 1965 incursioné como
solista".
Alci interrumpe con frecuencia la charla para atender
saludos de transeúntes que pasan por la acera de su casa: "¡Adiós…",
les dice. De pronto, en medio de la respuesta, con esa misma voz que uno oye
alargar en algunas sílabas de La copa rota, señala que no se va de Soledad
"porque aquí la gente me quiere mucho".
¿Cuál fue su primer éxito?
"Se me dio la oportunidad de grabar una canción del
compositor Cristóbal San Juan: Odio gitano. Fue en 1965".
Que después grabó con Julio Jaramillo.
"La historia es esta. Entré como artista exclusivo
de Codiscos en 1967 y estuve por ocho años. De ahí vinieron casi todos mis
éxitos. En ese 1967 yo estaba grabando en Medellín mi trabajo anual y Julio Jaramillo
también. A un hijo del dueño de Codiscos le surgió la idea que grabáramos
juntos. Desde muchacho, yo era admirador de la música de Olimpo Cárdenas y de
Julio Jaramillo, de modo que me gustó la idea. Julio era un cantante
inteligente. Hace la segunda voz de Odio gitano porque yo no fui capaz de
hacerla".
Qué hacer con las manos
Alci Acosta evoca viajes a Nueva York, Venezuela, Puerto
Rico... Desde su primera visita a Ecuador, en 1966, "voy a ese país por lo
menos tres veces al año".
En biografías suyas, dicen que usted también es
compositor. ¿Es cierto?
"No sé de donde sacan algunos que soy compositor.
Solamente compuse una canción. Se llama Eres mi amor. La compuse pensando en la
mujer con quien me casé hace 53 años. Ruth María".
El escenario debe ser un lugar muy familiar para usted.
"Sin embargo, todavía me asusto al subir a un
escenario. A veces me tomo unos traguitos. Antes era aguardiente; ahora, que
soy hipertenso, tomo whisky con agua para los nervios y para que la garganta no
se seque".
¿Ha vuelto a grabar?
"Este año grabé con Darío Gómez La copa rota y Esta
Navidad no es mía. También un disco a dúo con Checo (Acosta) y la orquesta
Guayacán, por los 25 años de esta agrupación".
¿Cuáles son las canciones suyas que más le gustan?
"Las canciones son como mis hijos y las quiero a
todas igual. Pero, Odio gitano ocupa un lugar especial en mi corazón, porque
fue mi primer gran éxito.
Cuando canto el Último beso pienso en mi hija mayor,
Yaneth, que murió. A ella le gustaba cantarla. Soñaba con vernos a Checo y a
mí, en un escenario, cantándola juntos. Veinte días después de su muerte, Checo
y yo la cantamos en el Festival de Músicas del Caribe".
¿No le ha resultado nunca difícil cantar y tocar piano al
mismo tiempo?
"Jimmy Salcedo me enseñó a no tener la cabeza
clavada en las teclas y a mirar al público. El piano me gusta porque yo no
sabría qué hacer con las manos mientras canto"
POR JOHN SALDARRIAGA
PUBLICADO EL 25 DE
DICIEMBRE DE 2013
El Colombiano
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