viernes, 27 de diciembre de 2019

POLICARPO CALLE -La Porra Caimanera





LA PORRA CAIMANERA

            la Porra Caimanera          
            Porro Sabanero    
            El Negrito Palenquero    
            Olga Susana          
            La Chalupa Voladora      
            La Pradera  
            La Monagiulla        
            Tu Ausencia           
            La Chivita    
            El Baron      
            Pola Bette   
            La Esquina De Los Negritos




¿Es La porra caimanera de Policarpo Calle una oda al maltrato a la mujer?

Las tristes revelaciones de la música de diciembre. Por Fabián Páez López @davidchaka

La porra caimanera no es precisamente un chucu chucu sobre lo triste o feliz que es la navidad, pero es de esos temas que reviven cada diciembre como por orgullo patrio. Policarpo Calle, su creador, es uno de los más grandes hacedores de historia para la música colombiana.

Era un acordeonero, cantante y compositor cordobés y fue uno de los miembros fundadores de Los Corraleros de Majagual. Entre su historial se cuentan alrededor de 100 composiciones de música tropical como Mi canoita, La negra Petrona, Así es Colombia, Señor cantinero, La cumbia soberana y La porra caimanera. Esta última canción es, tal vez, la más recordada de su autoría, pero de ponerla en vísperas navideñas en una reunión familiar, si se detienen a escuchar la letra, podría provocar una interminable discusión sobre la censura y el machismo con referencias a Maluma incluidas.

Policarpo murió en México y para siempre será recordado como una leyenda, como “El embajador de la cumbia”. Pero hagamos el ejercicio de aislarlo de su contexto y deconstruir la letra de la canción que acá nos compete: La porra caimanera.

De entrada, la primera línea, ya es una amenaza

“Ojo con la porra, mujeres vaciladoras” …

Una porra es un palo con una cabeza gruesa y redondeada en uno de sus extremos que se usa como arma para golpear; en este caso, para golpear caimanes. O eso se supone. Pero Policarpo, según continúa en la canción, “no la puede dejar” si va a una fiesta “porque con ella domina la mujer vaciladora […] porque la mujer que lo quiera vacilar, la prende de la pollera y se la castiga con la porra caimanera”.

Podrán decir que se trata del doble sentido picaresco de la música popular, que son puras conjeturas, que en el fondo no es una canción sobre agarrar a golpes a mujeres de todas las regiones de la costa colombiana. Pero la portada del disco, con una mujer implorante ante un hombre que la amenaza con lo que parece ser la susodicha “porra caimanera”, parece demostrar lo contrario. 

La canción fue grabada en 1979, y quién sabe desde hace cuando sonaba por el territorio colombiano, pero sirve para cuestionarse sobre la reciente curaduría/cacería de letras “moralmente incorrectas” al reggaetón. 


Costado sur Parque Berrio Manuel  -Lalinde 1925  -bpp



sábado, 21 de diciembre de 2019

ESTUDIANTINAS - Fiesta en el Cafetal





1. Estudiantina Zeida - Filavene (Marcha) D.R.A.
2. Trío Los Sultanes - El Sultán (Pasillo) Rubén Darío Reyes
3. Conjunto Burgos - Caprichoso (Pasillo) Luis Eduardo Gutiérrez
4. Estudiantina Zeida - El Calavera (Pasillo) Pedro Morales Pino
5. Conjunto De Edmundo Arias - Mi Cariño (Pasillo) Néstor Burbano
6. Estudiantina Medellín - Coqueteos (Pasillo) Fulgencio García
7. Conjunto Burgos - Desde Mi Cuna (Pasillo) Luis Eduardo Gutiérrez
8. Conjunto De Edmundo Arias - Navidad (Bambuco Fiestero) Ospitia
9. Conjunto De Edmundo Arias - Susanita (Pasillo) Edmundo Arias
10. Trío Los Sultanes - Cogollito (Pasillo) Rubén Darío Reyes
11. Los Alegres Del Valle - Menia Menia (Pasillo) Emiro Caicedo
12. Estudiantina Medellín - Echen Pal Morro (Pasillo) Carlos Vieco




NAVIDAD


Estudiantinas

Tomado de “De liras a Cuerdas…” Hector Rendon Marin.
Respecto a la palabra 'estudiantina' —el término más aceptado, incluso a lo largo de Latinoamérica—. se refiere a una agrupación de origen español, cuya composición inicial de bandurrias, mandolinas, guitarras, laúdes y castañuelas, con acompañamiento de flautas y violines. se diversificó en una amplia variedad de esquemas y adaptaciones con una característica importantísima: se apropiaron de los recursos musicales autóctonos de cada región donde se asentaron. Debido a que fueron incluidas en montajes de ópera y zarzuela, se constituyeron también en acompañantes de numerosos momentos de esparcimiento de la vida pública, aspecto que influyó notablemente en la conformación de estudiantinas en diferentes ciudades del continente. La movilidad y la versatilidad de estas agrupaciones se evidenciaron no solo en su flexibilidad para acomodarse a diversas plantillas, donde se incluyeron instrumentos de toda índole, sino también en su capacidad de interpretar músicas vivas, que sirvieron para satisfacer las necesidades expresivas de las comunidades que las acogieron. Por eso las estudiantinas llegaron a tener mandolinas, mandolas, cuatros, tiples, charangos, quenas y acordeones, para la interpretación de sones, danzones, nimbas, guarachas, joropos, bambucos, pasillos, tangos y otros géneros propios de las músicas populares latinoamericanas.

Después de todo, el uso de este vocablo, y no el de lira, fue la denominación más generalizada en diferentes ciudades del país. Eso sí. la exigencia básica que nuestros músicos han reclamado y reclaman en la conformación de éstas, es la presencia de bandolas, tiples y guitarras, según se indica en los párrafos siguientes.

Jesús Zapara Builes. uno de los músicos más importantes de la música de cuerdas pulsadas en el país, explica que "una estudiantina es un grupo [de] bandola, tiple y guitarra al cual se le puede agregar lo que quiera, [pueden ser] dos bandolas, tres bandolas, dos tiples, dos guitarras, el número no importa". El maestro León Cardona, músico de crucial importancia para el desarrollo de las cuerdas en Colombia, opina que "una estudiantina está conformada por bandola, tiple y guitarra, donde hay uno de cada instrumento o varios de cada uno de ellos”. Según Álvaro Muñoz, músico pastuso radicado en Medellín. una estudiantina debe estar conformada por los tres instrumentos principales que conforman la organología de la música andina colombiana, como son la bandola, instrumento típicamente melódico, el tiple y la guitarra. Miguel Cuenca, músico antioqueño. reclama siempre la conservación estricta de tiples, bandolas y guitarras, para que sea "la estudiantina pura”.

Guillermo Abadía Morales, investigador y folclorista. también desde un punto de vista esquematizante indica que una estudiantina es una agrupación que tiene entre tres y seis bandolas, dos o tres tiples, una o dos guitarras y un chucho que marca el pulso rítmico: en ellas solo es posible la presencia de la flauta, pues ésta no rompe la "unidad tradicional de la estudiantina clásica” por tratarse de un instrumento propio de los aires indígenas andinos, como el bambuco caucano. el bambuco huilense y el torbellino. Otro instrumento que se permite en una estudiantina, continúa Abadía, es el laúd, porque juega con las bandolas "un severo papel de viola frente a los violines. En cambio, nunca sería justificable [...] la presencia del contrabajo (ensayado como moda en estos años), ya que su timbre desapacible se hace recalcitrante frente a dos o tres tiples y a una o dos guitarras, que ya de por sí equilibran las cuatro o seis bandolas de la agrupación, es decir, las voces [...] cantantes".

Luis Carlos Rodríguez dice que una estudiantina, "cualquiera sea su nombre, es un grupo de cámara de no más de diez o quince personas, con cuerdas pulsadas, cuatro o cinco frotadas y una flauta". Hernán Restrepo Duque, coleccionista y productor discográfico. sostiene que las estudiantinas son ''orquestas típicas conformadas por instrumentos criollos, guitarras, bandolas y tiples, fundamentalmente, y ocasionalmente por violines y chelos”. y cuyo nombre más apropiado debe ser el de “orquesta criolla"; insiste además en la necesidad de "poner algún clarinete, alguna flauta, algún violín, y preferiblemente buscar, incluso, algún [...] instrumento estelar, un instrumento en donde quien lo ejecute tenga categoría de solista, para que la estudiantina lo respalde y le pueda dar mucha vida".

Juan Femando Molina, músico y coleccionista, afirma que una estudiantina es un conjunto de cámara con no más de diez o doce instrumentos, cuyas voces melódicas se alternan, convencionalmente o no. con el objeto de interpretar música popular colombiana y “algunas otras cosas". José María Paniagua. músico y coleccionista también, expresa que las estudiantinas son grupos de bandolas, tiples, guitarras, algún contrabajo y alguna percusión pequeña, aunque existen muchas conformaciones que no deben limitar el concepto: sin embargo, sostiene este músico, su principal característica está en la utilización de las bandolas. En caso de que una estudiantina, además de bandolas, tiples y guitarras, tuviera alguna percusión, se llamaría murga, según afirma el músico Alonso Rivera.

No obstante, esta exigencia, algunas estudiantinas no cumplieron con el ‘'requisito básico" de tener por lo menos una bandola, un tiple o una guitarra. En este sentido. Juan Femando Molina recuerda el caso de la Estudiantina de Terig Tucci. agrupación de gran reconocimiento nacional, que no tuvo ni tiple ni bandola, característica que. según él. pudo poner en dificultad a algunos puristas que reclamaron la presencia de dichos instrumentos en la constitución de estos grupos. Ahora bien, músicos jóvenes consideran que el término ‘estudiantina' está revaluado: el intérprete y director John Jaime Villegas, por ejemplo, afirma que estos grupos no deben llamarse así: según él. se trata simplemente de conjuntos instrumentales.

Desde el punto de vista estético musical, el tratamiento de las voces y los instrumentos de las estudiantinas ha tenido características muy especiales, con una serie de transformaciones que evidencian elementos constantes, así como búsquedas musicales. La mayoría de los grupos han tenido unas formas de interpretación que. a pesar de su simpleza, han sido significativas pues recogen elementos y melodías de gran aceptación popular; sin embargo, a pesar de que el acompañamiento y la disposición de los instrumentos eran bien disímiles, de acuerdo con las capacidades de los músicos, y podían encontrarse una cantidad de errores interpretativos y armónicos bastante notorios, lo que se hacía, “se hacía con mucho gusto: [según Zapata Builes] los cantos de la guitarra tenían unos bajos que muchas veces adicionaban los músicos, y el tiple era “machaque": tiple pa’ arriba y tiple pa’ abajo, pues no tenía otro oficio que el de “zurrúnguiar": mientras que las bandolas, cuando eran dos. una le hacía segunda voz a la otra", lo cual le daba una textura homofónica a las melodías, que seguían el mismo esquema rítmico en intervalos de terceras y sextas: no era usual encontrar estudiantinas haciendo terceras voces. “El protagonismo, principalísimo, en un altísimo porcentaje, lo tenían las bandolas con las melodías: rarísima vez se escuchaba algo de melodía en el tiple y en la guitarra. [...] escasamente, los bordones y la parte rítmica". En cuanto al timbre, prevalecieron, hasta las últimas décadas del siglo XX. las sonoridades agudas, expresadas en el registro alto de las bandolas, mientras que las guitarras asumieron los registros bajos: el tiple, por otro lado, conservó un papel acompañante, en un registro medio.


Plaza Mayor (bpp)