Costado norte del Parque de Berrío en 1922. Edificio Olano, Edificio Hernández, Edificio
Gutiérrez, Edificio Echavarría y Edificio Constaín.
Autor: Manuel Lalinde.
© Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América.
01 El sauce - Ramón carrasco (02:46)
02 No me recuerdes - Alcides Briceño y Héctor
de Lara (03:03)
03 Medallita - Ospina y Martínez (03:09)
04 El Boulevard de la desilusión - Los
estudiantes Rítmicos - canta Oscar Castillo (02:44)
05 Atardecer - Valente y Cáceres (03:15)
06 Jalisco Nunca pierde - Lorenzo
Barcelata y su trio Calaveras (03:03)
07 Chacha Chachita - Los trovadores
Tamaulipecos (02:50)
08 La ley de la compensación - Los
Trovadores del Cuyo (02:37)
09 Son cosas de la vida - José Bohr y
Carlos Molina (02:32)
10 Serrana - Ospina y Martínez (02:32)
11 Coplas del rancho grande - Los
Porteños (02:33)
12 Rio que pasas llorando - Briceño y
Añez (02:42)
EL BOULEVARD DE LA DESILUSION
SON COSAS DE LA VIDA
EL SAUCE
Los
Estudiantes Rítmicos
La fuerza estudiantil tuvo desde la década de 1920 una
categoría distinta en la sociedad. Los jóvenes eran vistos como una energía
nueva, colorida, romántica y rebelde, que representaba los cambios y señalaba
dónde estaban las vanguardias en las artes. En la música ocurrió de la misma
manera: Mientras en 1937 en la Universidad Católica despuntaba el más famoso de
los cuartetos vocales de folclor mediatizado, Los Huasos Quincheros, desde la
Universidad de Chile aparecería en 1939 uno de los primeros experimentos de
música pop de la historia. Una agrupación que respondió al nombre de Los
Estudiantes Rítmicos, con repertorio abierto de boleros, valses, corridos,
polkas y foxtrots y todo tipo de expresiones musicales de impacto. Su espíritu
fundamental estuvo en la asociación de ambos conceptos: energía juvenil y ritmo
popular.
Convocados y dirigidos por el joven compositor y
estudiante de ingeniería civil José Goles (n. 1917), la agrupación rescataba la
tradición de las estudiantinas de fines del siglo XIX (con bandurrias,
mandolinas y guitarras), pero además integraba instrumental de orquesta
característica como el piano, el acordeón y el violín. Un efecto sonoro que le
dio a los Rítmicos un caracter muy moderno en sus 35 años de vida activa (sólo
interrumpida entre 1957 y 1968). Principalmente en el primer período, el
conjunto llegó a convertirse en la máxima atracción de las nuevas audiencias
radiales, con giras multitudinarias, centenares de grabaciones para RCA Victor,
volumen de ventas en Latinoamérica, gran figuración mediática y una canción que
sobrepasaría los límites del tiempo para entrar en el cancionero popular
histórico: "El paso del pollo", el primer foxtrot chileno de que se
tenga memoria.
José Goles pertenecía a una familia de inmigrantes
yugoslavos que se instalaron en Antofagasta en los comienzos de 1900. Él y su
hermano Ivo Goles (n. 1919) tuvieron una niñez musical, ya que vivían entre los
pasillos y salones del hotel que sus padres regentaban en el puerto nortino y
al que arribaban todas las compañías europeas de ópera, ballet y teatro. La
música estaba presente 24 horas por día. Se adiestraban en el piano clásico y
aprendían además las claves de los instrumentos folclóricos de su madre patria:
el brach o la bizernica eslavos. Cuando los hermanos José e Ivo viajaron a
Santiago para estudiar en la Universidad de Chile traían estos sonidos bien
adheridos. Y los incorporaron a su primera y única agrupación de música
popular: Los Estudiantes Rítmicos.
Entre los carnavales universitarios de fines de los años
'30, José Goles era un personaje reconocido en todas las facultades de las
carreras "duras". También entre las carreras "blandas".
Organizaba a los alumnos y producía fiestas universitarias, carros alegóricos y
semanas mechonas. Así convocó a un grupo de amigos para integrar la Orquesta
Sincrónica, agrupación de choque con la bandera de las ingenierías, que
reaccionó rápido ante el Coro Afónico creado por las pedagogías. Era 1938, José
Goles tenía 20 años y encabezaba las veladas bufas del circo universitario con
su sui generis orquesta. En 1939 la humorada universitaria se convirtió en la
primera formación de Los Estudiantes Rítmicos, el grupo que desde el interior
de Beaucheff y sin ponderar su impacto en el futuro cercano, saldría a la plaza
pública, a las radios, a las revistas y a los escenarios de todo Chile.
Llega el pollo desdichado
La versión 1939, una de las más famosas, fue un septeto
con fuerte presencia de músicos aficionados de origen yugoslavo. Estaban los
dos Goles, José (piano y acordeón) e Ivo (brach). Además, Jorge Razmilic
(bizernica), tal como Ivo, estudiante de construcción civil. Y los
descendientes de italianos, de ingeniería civil y pedagogía, Jorge Corradi
(guitarra), Enrique Colsani (violín y mandolina) y Nicolás Ferraro (bajófono).
Este instrumento marcó cierta línea de acción de unos Estudiantes Rítmicos
siempre abiertos a experimentar con humor. El bajófono era un sustituto del
contrabajo, un producto de lutería amateur que causaba gracia entre el primer
público estudiantil del conjunto.
El séptimo hombre fue el estudiante de medicina Oscar
Castillo, la primera marca vocal del conjunto. Un solista de timbre cálido y
vibrato muy especial, que destacó entre una época de grandes cantantes
populares (Arturo Gatica, Armando Bonansco, Hilda Sour) y que llegó a ser
tentado para incorporarse a una orquesta característica bonaerense, oferta que
Castillo rechazó. De su autoría aparecen piezas del repertorio clásico de Los
Estudiantes Rítmicos: el vals "Lunita" o el baión "Solo solito".
En 1939, durante un ensayo en la casa de calle Ejército
donde funcionaban los Rítmicos como base de operaciones, se produjo el milagro:
José Goles cebaba un mate. Se separó momentáneamente del ensayo grupal para ir
a la cocina y recargar su amargo. Cuando volvió tenía las líneas precisas de un
éxito pop que terminó llamándose "El paso del pollo" (pero que el
gran público conoció como "El pobre pollo"). Era un foxtrot simple,
directo y saltarín, obtenido de ritmos ragtime norteamericanos como "Tiger
rag" ("El paso del tigre"), melodía popularizada inicialmente
por el famoso trompetista de Nueva Orleáns, Louis Armstrong ("y el pobre
pollo enamorado / llora su pena desengañado / de la gallina Francolina / que
puso un huevo en la cocina" […] ). Un hit que presentaron masivamente por
primera vez a través de la señal de radio del Pacífico, contratados por Donato
Román Heitman, junto con el exitoso vals de Ivo Goles, "Volando voy",
que llegó a vender 200 mil copias en la región.
El escritor José Miguel Varas, testigo presencial del
momento más exitoso del conjunto estudiantil, recuerda en sus textos el impacto
nacional producido por la grabación de "El paso del pollo", como una
absoluta saturación sonora del espacio: "[…] melodías y canciones que las
radios tocaban varias veces al día y que se escuchaban y tarareaban
incasablemente durante semanas y meses hasta tener al país entero
'aguitarrado'", (la expresión que se utilizaba entonces para describir a
quien era incapaz de dejar de tararear una melodía durante largo tiempo).
"El paso del pollo" era en 1939 la más “aguitarrada” de las melodías.
Luego, en los años de romance entre el líder del conjunto José Goles, y la
estrella de la tonada chilena Ester Soré, en plan irónico la prensa otorgaría a
Goles el título de "el pobre pollo de Ester Soré". En su madurez, el
líder del grupo se arrepentiría de haber escrito la canción argumentando que
sólo había sido "un pecado de juventud".
Giras, teatros y grabaciones
La misma prensa definía a Los Estudiantes Rítmicos en
1944 como "lo mejorcito que hay en jazz", refiriéndose al repertorio
de abundantes foxtrots que tuvieron en su repertorio: "Así es el
amor" (1944), "Evocación" (1944), "Sureña linda"
(1945), "Encantadora" (1945) o "Póngale no más" (1945).
Fueron los años de las giras nacionales que llevaron a los Rítmicos a ser
aplaudidos en ciudades que sólo conocían sus éxitos a través del disco y la
radio. Tocaban "El pobre pollo", el pasodoble español "El
sombrero", o el corrido "La bomba va", que era ejecutado con el "botellófono"
(set de botellas con cantidades variables de agua en el interior y
perfectamente afinado). En sus shows incluían disfraces femeninos, vistosos
sombreros, permanentes chistes y ridículos bailes. El conjunto era
espectacular.
En Santiago, Los Estudiantes Rítmicos incendiaban las
noches tropicales del Lucerna, en plena Ahumada, con la gracia de su cantante
Óscar Castillo. En 1945 subieron al escenario del Teatro Caupolicán recibidos
multitudinariamente al cierre de su segunda gira nacional y compartieron el
número con lo más granado de la música popular del momento: Los Provincianos,
el Dúo Rey-Silva, Las Hermanas Loyola, Ester Soré, Meche Videla, Los Queretanos
y las orquestas de Bernardo Lacasia y Fernando Lecaros. Poco después debutaban
con una formación de diez músicos universitarios en el Teatro Municipal. En
1950 ficharon en radio Minería tras grabar canciones como "Alegres
estudiantes" (marcha de Nicanor Molinare), "Paloma torcaza"
(corrido de Jacobo Delavuelta), "Jugando al patín" (vals de José
Goles), "Aladino" (samba de José Goles) y "El pícaro
sultán" (pieza de dos nuevos músicos del grupo, Daslav Roic en bizernica y
Guillermo Kunkar en brach).
En 1957, Goles, conocido por el medio como el "casi
ingeniero" (debido a su retiro de la facultad a sólo un año de su
titulación), decide suspender el avance del grupo para dedicarse a labores
académicas. Para entonces, de estudiantes, los Rítmicos originales sólo tenían
el nombre. Ese año entró en receso por una década completa, salvo por la grabación
del álbum de Margot Loyola Casa de canto (1966), en el que una facción del
grupo tocó en los cuplés "La alondra" y "Azafata de la
reina". Al iniciarse el paréntesis musical, Goles gana en 1960 la primera
versión del Festival de Viña del Mar con la canción "Viña del Mar"
mientras que los mandolinistas Julio Escobar, Luis Guerrero y Emilio Rivera
logran autonomía de vuelo y se convierten en el grupo Los Maestrísimos.
Fuente
musicapopular.cl
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