AUNQUE ME CUESTE LA VIDA
EL 19
TODO ME GUSTA DE TI
EL NEGRITO MURIÓ COMO SOÑÓ
En plena actividad
artística, la que desarrolló durante 50 años de sus 74 de vida, murió el pasado
lunes El Negrito del Batey , el dominicano Alberto Beltrán, voz inconfundible
de la legendaria Sonora Matancera.
Murió en un hospital de Miami donde se encontraba recluido
tras sufrir un derrame cerebral.
Alberto Beltrán estuvo por última vez en Colombia el 28 de
marzo del año pasado, cuando se presentó en Barranquilla en dos conciertos que
reunieron a miles de seguidores. En esa oportunidad, Alberto Beltrán concedió
esta entrevista, hasta ahora inédita.
Cuál es el secreto para mantenerse fuerte, dinámico y con el
mismo timbre de voz de sus mejores años? No tengo ningún secreto. Lo que sucede
es que he llevado una vida sana. No bebo, no fumo, no le doy látigo a mi
garganta y trasnocho solo cuando estoy en tarima. Mi único vicio es el tinto. Y
si es caliente, mucho mejor.
Es usted de los que considera que la música de antes fue
mejor a la de ahora? No sé si fue mejor o no. Lo único que le puedo afirmar es
que antes se vivía para componer y cantar. Hoy día acontece exactamente lo
contrario: se compone y se canta para poder vivir. Antes había arte y
sentimiento, ahora se ejecuta la música pensando única y exclusivamente en el
dinero.
Por qué el apodo El Negrito del Batey ? El remoquete El
Negrito del Batey surgió a raíz del famoso merengue que escribió mi paisano
Medardo Guzmán y que grabé con la Sonora Matancera, en 1954. Cuando llegué a La
Habana y llevé al acetato mi propia versión de El Negrito del Batey, di un
tremendo batatazo.
Alberto Beltrán nació el 5 de mayo de 1923 en La Romana,
capital de la provincia de La Altagracia (República Dominicana). A los 17 años
conformó un trío con un par de amigos de su barrio y empezó a interpretar las
canciones que un joven puertorriqueño llamado Daniel Santos había impuesto con
el cuarteto del afamado compositor boricua Pedro Flórez. Más tarde, se
vincularía a la agrupación Dominican Boys.
Hablemos de la Sonora Matancera, cómo fue su vínculo al
Decano de los Conjuntos cubanos? La Sonora Matancera representa,
indudablemente, el pináculo de mi trayectoria artística. Mi llegada a la Sonora
la puedo sintetizar de la siguiente forma: en el año 1954 regresé a La Habana
para hacer una serie de presentaciones. En una de ellas, en Radio Mambí, fui
sorprendido por el director del conjunto, Rogelio Martínez, quien me propuso
que ingresara a su agrupación. Recuerdo que Rogelio me dijo: Oye chico, tú
tienes clase y te identificas con nosotros. Vamos a grabar.
Es feliz? Felicidad absoluta no existe. En mi vida he tenido
muchos sin sabores.
He estado casado cinco veces y cuatro de esos cinco
matrimonios fueron un terrible fracaso, pese a que dejé mis frutos: tengo una
hija mexicana, un hijo venezolano, una americana y tres dominicanas. Creo que
en el atardecer de mis días, Dios me ha premiado.
Cómo le gustaría morir? El gran cantante cubano Miguelito
Valdés murió en Bogotá, en pleno concierto, en medio de los aplausos del
público que siempre lo idolatró. Yo sé muy bien que, debido a mi condición de
cantante activo y mi avanzada edad, no estoy exento de fallecer en el
escenario. Pero si sucede así, entonces bienvenida sea la muerte. Se dirá,
después, que el Negrito del Batey murió en su ley, cantando. Pero si por mi
fuera, me gustaría morir en mi cama, tranquilo, rodeado de mis seres queridos.
Una clausura de vida de esa forma sería un batatazo.
Por: FAUSTO PEREZ
VILLARREAL Corresponsal de El Tiempo 6
de febrero de 1997.
MEDELLIN ANTIGUO - Puente Carretero (Carabobo).
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