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martes, 16 de junio de 2015

LA RONDALLA TAPATIA -Amor de Ayer


Edificio Coltabaco en construcción, Parque de Berrío, 8 de noviembre de 1966.

Autor: Gabriel Carvajal Pérez.


© Biblioteca Pública Piloto de Medellín Para América Latina.

Farolito,
Imposible,
Cisne,
Aquel amor,
Pobre de mí,
Palmera,
La marimba,
Dime si me quieres,
Amor de ayer,
Se me hizo fácil
Contraste,
Otoño




FAROLITO


CONTRASTE


AQUEL AMOR


 La Róndalla es un estilo de grupo de música popular, que en la actualidad tiene un gran incremento en México y particularmente en la ciudad de Puebla. Cual la superficie de un espejo de agua, sus ondas han legado a otras localidades provocando que se generen más de estos grupos, de gran popularidad en las diversas poblaciones. Cada vez se encuentran más y más de ellos, formados en su inmensa mayoría por jóvenes, más no deja de haberlos integrados por gente adulta que también siente la música y se reúne para formar estos núcleos que le van dando un sentido y una imagen a la juventud y al sitio en donde se desarrollan.

Ante esta catarata de grupos, surge una pregunta en la mente de muchos: ¿cómo se iniciaron estos?, ¿siempre han existido?, ¿por qué su popularidad?. No tenemos todas las respuestas, pero lo poco que sabemos de la historia por referencias de participantes, registros programáticos y experiencias personales, lo trataremos de colocar en las líneas que a continuación siguen.

Serían los años cincuenta, cuando en la ciudad de México, una familia de apellido Franco buscando un futuro mejor a su hijo, decidió mandarlo a estudiar a España; y con sacrificios logró este propósito.

El joven Franco, ya radicado en su nueva plaza, descubrió que algunos de sus compañeros pertenecían a una estudiantina, uno de aquellos alegres y especiales grupos que interpretan una dase muy especial de música, ataviados con una indumentaria muy de estilo medieval, en la que las capas y las golas, las cintas y las calzas, dan una peculiar personalidad a los integrantes, quiénes con mandolinas, castañuelas, panderos, guitarras y cascabeles recorren calles y callejones, en fiestas locales o familiares, serenatas y rondas nocturnas, cantando y contagiando una alegría propia entre quienes les escuchan, celebran y aplauden. Amiguero, alegre y sabiendo tocar la guitarra se afilió a ella, absorbiendo su espíritu.

Al regresar a ésta su patria para terminar sus estudios, Negó a la UNAM donde se inscribió; en esta institución quiso continuar la vida musical que había tenido en España formando una estudiantina entre los compañeros y amigos; lo más que logró reunir fue un grupo de diez o doce muchachos que sabían tocar la guitarra, pero que de ninguna manera absorbían la música de las tunas o estudiantinas; para ellos lo romántico y lo ranchero tenía más raíces y sentimiento; además, estaban en la época de los tríos que iban tomando cartel y que removían el espíritu romántico de la población.
El grupo formado no tenía nombre, pues aún la taxonomía musical no podía clasificarlo, pero en las diversas presentaciones que tenía, arrancaba aplausos y se iba colocando en el gusto de quienes les escuchaban.

Tomado del libro: “Rondallas Apuntes para su historia” de Roberto Reyes Garrido.

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