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domingo, 22 de febrero de 2015

JOSE MORICHE -El Mitológico

Carrera Junín con Av. La Playa circa 1960, a la izquierda el Edificio La Bastilla diseñado por los arquitectos Vieira, Vásquez, Dothee, a la derecha el Edificio Uribe Navarro y el Edificio Fabricato (Junin con Boyaca)

Fotógrafo: Gabriel Carvajal Pérez

© Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina.

Corazón
Llora sobre mi capote
Gratia plena
Aborrezco un amor
A la orilla d un palmar.

 Amapola
Valencia
Sabe Dios si volveré
Dónde estás corazón
Adiós palomita mía.

Las imperfecciones técnicas de estas grabaciones no inciden en su aguja ni en su moderno aparato estereofónico. Son consecuencia de la técnica elemental con que fueron realizadas y al estado no siempre ideal de las antiguas matrices de donde fueron reproducidas y cuyo registro se hizo entre los años de 1923 a 1930. Su gran valor histórico y su calidad artística compensan esas situaciones negativas. Se trata de discos de edición limitada únicamente PARA COLECCIONISTAS.





DONDE ESTAS CORAZON


SABE DIOS SI VOLVERE


CORAZON


En la página 178 de la linda edición que hizo de su autobiografía la Editorial Planeta, en el año de 1973, Marcos Redondo comenta su actuación en el Liceo de Barcelona en el primer acto de "El Barbero de Sevilla" de Rossini y hace el siguiente recuento:

'Tuve la suerte de conocer a tres tenores que se hicieron famosos cantando la ópera rossiniana: el extremeño José Moriche, el italiano Niño Ederlé y el baturro Juan García. Moriche la interpretó en el Real de Madrid en 1920 con el gran Tito Ruffo. Aquel mismo año hicimos juntos la temporada de La Habana y Méjico pero en ninguna partitura lucía tanto su voz como en la del conde de Almaviva... De ninguno de los tres he vuelto a saber nada. Cuando volví de Méjico, Moriche, según recordará el lector, se fue a Nueva York..."

Ni Marcos Redondo ni nadie.

José Moriche se convirtió en una especie de mito. Han sido inútiles todos los intentos por saber cómo terminaron los días, si es que terminaron, de ese tenor que enloquecía a oyentes de los gramófonos en centenares de discos a 78 RPM desde los cuales su voz acentuaba la belleza de las más célebres canciones americanas.


Que finalmente sentó sus reales en Nueva York y que montó un restaurante en Long Island, el "Caruso", en donde' solía interpretar romanzas y arias operáticas y sentidos cantos populares mientras atendía a la clientela, es lo último que se sabe de su vida. Que aquello ocurría por allá por los años 40 y que, dicen, lo asegura Perla Violeta Amado, una calle de Long Island se llama "Calle de Moriche", quizás, pensamos nosotros, porque estuvo allí ubicado su negocio.

Ninguno de los compañeros que acompañaron sus grabaciones y alternaron con el famoso tenor en la deliciosa década de los veintes, puede informar de sus andanzas. Es como una leyenda, un indescifrable misterio este José Moriche a quien no se puede tildar como un mediocre, como uno más de los que salieron de España en busca de fortuna americana por lo que se desprende de la afirmación de Marcos Redondo, quien en la segunda parte de su obra comenta como Pietro Rosello le contrató en Agosto de 1920 para hacer parte de una compañía de ópera que, conformada por españoles e italianos, actuaría en La Habana y en Méjico. En la capital cubana estuvieron mes y medio en el Payret pero la tremenda situación económica, los disturbios políticos causados por la elección de Mario García Menocal, el pánico financiero, la quiebra de bancos, hicieron desastres en la organización.

En la compañía figuraban también, la soprano Mercedes Capsir, el tenor Mulleras, el barítono Montanelli y el director era el maestro Anglada. Viajaron a Méjico para debutar en el teatro Esperanza Iris el 24 de Noviembre. Pese a que las condiciones económicas no mejoraban insistieron en el Arbeu pero no pudo la compañía levantar la cabeza y dieron por terminado su contrato. Redondo regresó a España y la Capsir y Moriche decidieron irse a Nueva York.

En dos o tres años más Moriche, vinculado a la tropilla hispano parlante que alienta las grabaciones fonográficas, se convierte en uno de los nombres claves de la época.

Surgen sus dúos con Utrera, con Pulido, con Rodolfo Hoyos, con Margarita Cueto y con Pilar Arcos.

Es el gran intérprete de bambucos y pasillos célebres. Y quien da forma definitiva a las canciones de Luis A. Calvo, de Velasco y de Morales Pino.

José Moriche figuró también en el reparto de la película "El tango en Broadway", de Gardel.

Tal vez no se haya enterado nunca de que en Colombia llegó a ser una especie de símbolo, la encamación de toda una época, de un estilo, de una manera de sentir la música.

Y tal vez no se supo nunca que aquellos discos afónicos que nos trajeron su voz de cadencias extrañas que vibraba en los aparatos de cometa y de perrito, siguen siendo favoritos de un montón de seres románticos que continúan regodeándose con sus interpretaciones como los clientes de su "Caruso" lejano y fantasmal.

Por eso este disco realizado con grabaciones que registrara en marcas ya desaparecidas que negociaron sus patentes y remataron sus matrices, es como una especie de homenaje a la memoria de un cantor inmemorial y misterioso a quien se tragó la selva de un Nueva York bohemio que recogió su nombre para definir una calle y un momento.

HERNAN RESTREPO DUQUE.



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