LADO A
NAVIDAD NEGRA
LA POLLERA COLORA
CUMBIA SOBRE EL MAR
YO ME LLAMO CUMBIA
DANZA NEGRA
LA PIRAGUA
LADO B
CUMBIA EN DOMINANTE
CUMBIA SAMPUESANA
COLOMBIA TIERRA QUERIDA
LA NEGRA CELINA
CUMBIA CIEÑAGUERA
LUCERITO (FANTASIA NOCTURNA).
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COLOMBIA TIERRA QUERIDA
LA PIRAGUA
YO ME LLAMO CUMBIA
Las cumbias que contiene este disco fueron seleccionadas entre lo más representativo del repertorio colombiano.
Algunas, en su momento, llegaron a ser sucesos máximos de venta con amplísima difusión en el mundo entero. Todas constituyen parte de ese grupo de melodías que se incorporan al corazón de Colombia, solicitadas constantemente en bailes y en fiestas, de invariable magnífica acogida en todos los ambientes.
JAIME LLANO GONZALEZ, director, arreglista, compositor y ejecutante, oriundo de Titiribí (Antioquia), es el mejor intérprete del órgano Hamond en él país y causó una revolución en la música colombiana al conseguir que el sonido del moderno instrumento participara de la emoción rítmica y melódica de la cumbia, aire regional de discutido origen, cantado así por el poeta JORGE ARTEL:
LA CUMBIA
Hay un llanto de gaitas
diluido en la noche.
Y la noche, metida en ron costeño,
bate sus alas frías
sobre la playa en penumbra,
que estremece el rumor de los vientos costeños.
Amalgama de sombras y de luces de esperma,
la cumbia frenética,
la diabólica cumbia,
pone a cabalgar su ritmo oscuro
sobre las caderas ágiles
de las sensuales hembras.
Y la tierra,
como una axila cálida de negra,
su agrio vaho levanta, denso de temblor,
bajo los pies furiosos
que amasan golpes de tambor.
El humano anillo apretado
es un carrusel de carne y hueso,
confuso de gritos ebrios
y sudor de marineros,
de mujeres que saben a la tibia brea del puerto,
al yodo fresco del mor
y al hálito de los astilleros.
Se mueve como una serpiente
Sonora de cascabeles,
al compás de los chasquidos
que las maracas alegres
salpican sobre las horas
desmelenados de ruidos.
Es un dragón enroscado
brotado de cien cabezas,
que muerde su propia cola
con sus fauces gigantescas.
Cumbia!—danza negra, danza de mi tierra!-
Toda una raza grita
en esos gestos eléctricos,
por lo contorsionado pirueta
de los muslos epilépticos!
Trota una añoranza de selva
y de hogueras encendidas
que trae de los tiempos muertos
un coro de voces vivas.
Late un recuerdo aborigen,
una africana aspereza,
sobre el cuero curtido donde los tamborileros,
sonámbulos dioses nuevos que repican alegría
aprendieron a hacer el trueno con sus manos nudosas,
todopoderosas para la algarabía.
Cumbia!....Mis abuelos bailaron
la música sensual. Viejos vagabundos
que eran negros, terror de pendencieros
y de cumbiamberos
en otras cumbias lejanas,
a la orilla del mar...
JORGE ARTEL
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