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viernes, 16 de septiembre de 2011

SIMPLEMENTE INOLVIDABLE -Musica Colombiana -Varios

Catedral de Villanueva en construcción en 1892
Autor: Melitón Rodríguez Márquez
 Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América

El 21 de enero de 1886 tomó posesión de la Sede Episcopal de Medellín Bernardo Herrera Restrepo, comenzando lo que pudiera llamarse la segunda época o etapa definitiva de la Catedral. Encontró que la construcción de la catedral había sido suspendida por su antecesor, por lo cual, solicitó otros conceptos. Primero acudió al arquitecto bogotano Mariano Santamaría, quien descalificó los diseños de Crosti y señaló graves errores en los planos.

Como el Obispo Herrera se había educado en Francia, solicitó concepto al Abate L. Douillard, obispo de París y notable arquitecto francés, quien desecha totalmente la obra de Crosti. Además, el obispo galo le recomienda al arquitecto Carlos Carré, de quien dio el más alto concepto. Informó entre otras cosas, que se trataba de uno de sus mejores discípulos, con una experiencia de más de ocho años bajo su dirección, uno de los alumnos más lúcidos de la Escuela de Bellas Artes, además de que trabajaba en ese entonces como inspector de la Iglesia del Sagrado Corazón de Montmartre (París), y quien además "era un magnífico católico, que tenía 25 años y que estaba intacto" (el arquitecto Carré).

Luego, el Obispo Herrera procedió a restablecer la junta, la cual quedó compuesta por los Canónigos José Dolores Jiménez, Juan de Dios Uribe, José María Gómez Ángel, Rafael María González, Sebastián Emigdio Restrepo y los laicos Marceliano Vélez (Gobernador del Departamento de Antioquia), de los hermanos Próspero, Guillermo y Carlos Restrepo Euse. Dicha Junta conoció las gestiones que había estado haciendo el obispo Herrera con el Abate Douillard, y en la reunión del 22 de septiembre de 1888, se aprobó la venida del arquitecto Carré. Mientras en Francia el obispo y su discípulo hacían un diseño preliminar, en Medellín se fabricaban intensamente grandes cantidades de ladrillo a petición de éstos, que ya sabían la disponibilidad de materiales con que contaba la región.

Carré llegó el 30 de julio de 1889, y se ubicó en una celda del seminario, que simultáneamente le sirvió de habitación y de estudio. Concluyó los planos del templo en noviembre del mismo año, basado en los tres tomos de "Eglises de bourgs et villages" traídos de Europa.9 Lo estipulado con Carré fueron los planos, la dirección de la construcción y la formación de algunas personas para que pudieran terminar la obra, ya que su contrato vencía el 14 de junio de 1894 y no se le renovaría.

LADO 1
EL CAMINO DE LA VIDA  -(Héctor Ochoa C.) ARBOLEDA Y VALENCIA
YO TAMBIEN TUVE 20 AÑOS   -(José A. Morales) HERMANOS MARTINEZ
CUANDO VOY POR LA CALLE (Jaime R. Echevarría) JAIME R. ECHAVARRIA
MADRIGAL (Don Felo) LOS MEDICOS
QUIERO SER EN TU VIDA (Miquel Prado) GOMEZ Y VILLEGAS
A UNOS OJOS (Alfonso Da Silva) LOS EMBAJADORES

LADO 2
SONANDO CON EL ABUELO (Fausto) FAUSTO
VEINTE AÑOS (Álvaro Córdoba) LOS INOLVIDABLES ARNULFO Y HERNANDO
EVOCACION (Edmundo Arias) CARLOS ARTURO
CENIZAS AL VIENTO (José A. Morales) GARZON Y COLLAZOS
COMO SE ADORA EL SOL (Qintanilla Cuadros) LOS AYER S
LA NIEVE DE LOS AÑOS (Manuel Jiménez) RAMIREZ Y ARIAS

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EVOCACION


CUANDO VOY POR LA CALLE


QUIERO SER EN TU VIDA

Carlos Arturo
El señor del bolero’ evoca el romanticismo

Autor: Daniel González Jaramillo
5 de Noviembre de 2010


La potente voz de Carlos Arturo González, conocido como ‘El señor del bolero’, transmite el sentimiento de un artista que lleva 40 años en la escena musical.

Es recordado por canciones como Evocación y Corazón de acero, también por ser hermano de otro cantante reconocido: Fernando González, ex vocalista de El combo de las estrellas. Carlos Arturo González es un músico antioqueño, quien cumplió este mes 40 años de carrera artística y que conserva esa voz llena de romance y pasión por la música romántica. Este artista estará presente mañana en el Teatro de la Universidad de Medellín en un concierto llamado ‘La gran noche del bolero’.

Cuatro décadas

Sin duda, Carlos Arturo también hace parte de las nuevas generaciones, las mismas que se contagiaron por melodiosa voz de este bolerista, quien se siente complacido por su gran acogida: “le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de llegar a mis 40 años de trayectoria artística. El 1 de noviembre cumplí este tiempo, en el cual he hecho muchas cosas por el canto, al lado de grandes orquestas como el Sexteto Miramar la Martina”, expresó González.

Y la faceta actual de este cantante no hubiera sido la misma sin una decisión particular que cambió el rumbo de su carrera: “yo fui el bajista de muchas orquestas, no soltaba ese bajo para nada. No cantaba porque no era mi profesión, sólo era corista. En alguna oportunidad canté unas cuantas canciones acompañado de mi bajo y me hicieron la propuesta de entrar como vocalista en el sexteto. En un principio no estuve de acuerdo porque no me gustaba como se me escuchaba la voz… pero por cosas de la vida seguí con ese oficio y ya llevo cuatro décadas en este cuento”, agregó el bolerista.

Renacer

Las complicaciones de salud también hicieron parte de la vida de Carlos Arturo González, un hombre piadoso y apasionado por su carrera: “hace tiempo me detectaron un pólipo en la garganta que me iba a dejar sin voz. Antes de que me operaran yo me encomendé a la virgen para que no me dejara sin voz y pudiera seguir cantando. Después de la operación, no sé porqué, me puse a cantar Evocación a todo pulmón. Me cuidé varios meses; no hablaba pero sí hacía ejercicios para ejercitar la garganta. Hermano, María santísima me hizo el milagro y pude recuperarme, hasta el sol de hoy que me encuentro pleno”, dijo el artista.

“Muchas gracias viejo amor por haberme hecho feliz en los días que nos quisimos. Hoy que evoco tu querer quisiera volverte a ver y de nuevo estar contigo”, dice Evocación, uno de los boleros más famosos interpretados por Carlos Arturo, quien se ganó el corazón de grandes y chicos: “en cada presentación veo gente de todas las edades. Eso es una verraquera porque siento que estoy llegando a muchas personas que se contagian por la belleza del bolero. Y no sólo me da satisfacción que les guste mis canciones, me parece muy lindo que las nuevas generaciones también estén cantando este tipo de música”, dijo González.

Sin pena ni gloria Carlos Arturo González se consagró como uno de los talentos más importantes del país, donde el bolero a viva voz no pierde la esencia en las manos de este artista.

El Mundo.com




Jaime R. Echavarría (1923-2010)

Editorial |31 Ene 2010 - 10:00 pm
Por: Elespectador.com

A LA EDAD DE 86 AÑOS FALLECIÓ la semana pasada en Medellín el Maestro Echavarría, el mismo que años atrás compuso la canción Traicionera, inmortalizada por el mundialmente conocido Alci Acosta

De sus éxitos musicales, reconocidos entre quienes gustan de la música andina,  pueden recordarse sentidas canciones como Cuando voy por la calle, Serenata de amor, Noches de Cartagena y Muchacha de mis amores. Con su partida,  el mundo de las letras y las serenatas está de luto.

No era Jaime erre,  como algunos le conocían, un músico convencional. Pese a no haber recibido mayores enseñanzas en el plano académico, sus obras, acaso incentivadas por la la experiencia que extrajo de su madre, que tocaba el piano, y su tío, que conocía a fondo el acordeón, fueron interpretadas por una variedad bastante representativa de artistas. Entre otros, cabe mencionar el Trío Los Embajadores, el Dueto Fortich y Valencia, el Trío América, Berenice Chaves, el Grupo Nueva Gente, María Isabel Saavedra, Alfonso Ortiz Tirado, Armando Manzanero y Helenita Vargas.

Quienes le siguieron los pasos calculan que compuso cerca de  60 canciones en sus  más de 50 años de carrera artística. Inició sus actividades con el sello Sonolux, en 1961, interpretando él mismo el piano junto a la guitarra del maestro Luis Uribe Bueno. Desde entonces, aun cuando su obra no es realmente extensa, la riqueza lírica de sus canciones lo convirtió en un referente obligatorio de la composición nacional. Se le distinguió en vida con premios como la Cruz de Boyacá, la Distinción al Mérito Artístico, la Medalla del Congreso en la Categoría de Caballero y el escudo de Antioquia Categoría Oro.

La música, que lo acompañó inclusive con un piano en el centro de adulto mayor El Ciruelo, en el que vivió sus tres últimos años, no fue su única y más decisiva pasión. Con seguridad que en el tiempo se le recordará por su aporte e interés en este campo, pero no debe obviarse que la suya fue una existencia igualmente volcada al mundo empresarial, de la política y las letras.

Jaime erre, ingeniero Químico de la Universidad Pontifica Bolivariana, incursionó en la política a la edad de 41 años cuando el gobierno del presidente Guillermo León Valencia le ofreció desempeñarse como Embajador Extraordinario ante la Conferencia de las Naciones sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) en Ginebra, Suiza. Su siguiente trabajo en estas lides lo ejerció como director del Incomex, en 1967, y llegó a desempeñarse como embajador de Colombia en Etiopía. Más adelante, en 1974, ejerció como Gobernador de Antioquia. Su afinidad con el partido conservador, que nunca en este tiempo ocultó y antes supo defender, no lo privó de hacerse columnista de un periódico liberal como El Espectador.

 Su columna, Pensando pensamientos, fue tribuna de temas tan variados y no exentos de polémica como el manejo de la economía en el país, el gobierno del presidente estadounidense Ronald Reagan o las políticas de planificación familiar implementadas por Profamilia.

Celebró, en su momento, la llegada al poder de un presidente Liberal como Virgilio Barco por considerar que el intercambio partidista practicado por el Frente Nacional agonizaba y el partido conservador requería de los aires refrescantes de las labores fiscalizadoras de toda oposición política. Se interesó por lo que consideraba los grandes temas del país, que en una columna sintetizó en la tríada justicia (“ella es la base de todo en la sociedad”), educación (“concentrémonos en la primaria y dejemos que la secundaria y la superior se defiendan, por el momento, como puedan”) y  producción (“estimular a quien produce cualquier cosa”). Y, en todo momento, mostró  apego y respeto a las reglas y el espíritu de la democracia.

La muerte de Jaime R. Echavarría es, sin duda, un momento de tristeza para el país.

    Elespectador.com| Elespectador.com

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