Cuando la música romántica atravesaba por la peor etapa
de su vida, cuando los ritmos trepidantes y electrónicos invadían la atmósfera
de norte a sur y de oriente a poniente cuando la juventud en masa volvía la
espalda al espíritu y se entregaban en cuerpo y alma al vértigo de ritmos
monocordes y exóticos, surgió Armando Manzanero.
Pequeño de estatura, pero con dimensiones espirituales de
coloso. Manzanero inició su lucha a favor del buen gusto a los quince años de
edad.
Dotado de una fina sensibilidad y una inspiración poco
común, a la edad en que la juventud se dedica al juego o a la práctica de
actividades violentas, él se aplicó a la música y a las ideas revolucionarias,
que por ser evolucionadas en su infancia, han hecho de él un sólido valor de la
música romántica en la actualidad.
Y aquí están sus canciones. Esas que usted escucha
mañana, tarde y noche en las voces más populares de México, dichas por él.
Hallará usted un estilo singular, nuevo y sin embargo
familiar, que hará vibrar sus sentimientos.
Es el compositor que renueva la vigencia de la música
romántica, su voz, sus canciones y su piano.
Es el compositor que escribe y canta sus canciones
especialmente para los enamorados
Parque de Berrío en 195...Edificio Olano, demolición
del edificio Hernández original, Edificio Gutiérrez, Edificio Echavarría y
Edificio Banco de la República.
3. CRUEL INCERTIDUMBRE (Tango)-Abel dé
J. Salazar-
4. CONTESTACION A MANO A MANO-D.R.A.-
5. AL CORRER DE LOS AÑOS (Tango)-H.
Escobar-J. Espinoza-
6. ANSIEDAD •Roberto Roberts-
5 : Con la Orquesta de Angel Capriolo
LADO
B
1. HOJAS DE CALENDARIO-Ullos- Díaz--
2. REDENTORAS (Tango)-Atilio Carbone-
3. MARGOT-Gardel - Razzano -
4. A TRAVES DEL OLVIDO-D.R.A.-
5. LA DESPEDIDA-Arr. Lalo Silva-José
Aguirre-
6. MI DOLOR-D.R.A.-
JORNALERO
HOJAS DE CALENDARIO
CRUEL INCERTIDUMBRE
'Cachafaz',
el bailarín que a sus 78 años homenajea a la noche caleña.
Édgar Fajardo, o 'Cachafaz', como a él le gusta que lo
llamen, tiene 78 años y pertenece a la segunda generación de bailarines de
Cali, que construyeron el legado salsero de hoy y se inspiraron en los ritmos
cubanos, aprendidos en las películas mexicanas. De sus contemporáneos es el
único que todavía tira paso, a pesar de tres operaciones pendientes; una de
próstata, otra de un cálculo gigantesco y una hernia inguinal que lo obliga a
usar una prótesis que le permite bailar con su pareja, Leidy Johann, 'la Exótica',
de 27 años. En su larga vida de rumbero domina siete artes: bailarín, cantante,
declamador, animador, fonomímico, compositor y poeta.
Fajardo nació en la aldea Tres Esquinas de Tuluá el 13 de
mayo de 1934. Su familia se trasladó a Cali cuando a su padre, Rafael Fajardo,
maestro de escuela, lo asignaron como director de la escuela del barrio El
Piloto, en la carrera primera con calle 22. Rafael, casado con Etelvina
Oliveros, con quien tuvo ocho hijos, llegó a vivir a este barrio.
…………………..
A propósito de la llegada del bandoneón argentino Juan
Carlos Gallardo, a los 34 años, Édgar Fajardo, o Édgar Oliver, se atrevió a
cantar tangos, uno de sus viejos anhelos, y se estrenó con Uno y el vals
Frivolidad, de Pepe Aguirre.
Marchó con su sueño tanguero a Medellín hasta que se
ubicó en el Patio del Tango, donde se presentaban los intérpretes y bailarines
que llegaban de Buenos Aires y los mejores de la ciudad donde había muerto
Carlos Gardel.
Guillermo Lamus, el 'Cachafaz' del tango, murió con el micrófono
en la mano. Ganador de un concurso de tango que se realizó en la Casa
Gardeliana. Tenía problemas cardíacos y, durante un homenaje que se le hacía,
no aguantó la tentación, cantó La última copa y se doblegó ante sus
admiradores. Este nombre le quedó sonando.
Fajardo se cansó de su vida de saltamontes: un día con
dinero y seis con el bolsillo vacío. Regresó a Cali, con su familia; todos sus
hermanos, profesionales, lo ayudaron para hacer un curso en el Sena y se
convirtió en agente vendedor del almacén Jota Glottman. Seis años dedicados a
las ventas y la conquista de mujeres con el poder verbal que había aprendido.
En 1974 murió su madre Etelvina y escribió la letra del
tema Madre del alma: "Sin ti, mi vida es un engaño, en el mundo seré un
extraño, huérfano, ¿para qué vivir?". Para completar, su padre, quien
llevaba cinco años postrado, sin saber de la muerte de su esposa, falleció.
Édgar Fajardo escribió un poema llamado Preámbulo: "Al poco tiempo de mi
regreso, mi pobre viejo se enfermó, se puso grave, cruzó los brazos, cerré los
ojos y se murió".
Acongojado, regresó a Medellín. En el Patio del Tango, el famoso Pepe Aguirre lo vio cantar y le
ofreció hacer una gira con él por Antioquia y el viejo Caldas. Aguirre se
dejaba llevar por el licor y una noche se vio obligado a decirle a Édgar que lo
sustituyera. Fue entonces cuando le dijo al acordeonista Héctor Ríos:
"Anúncieme como Édgar Oliver, el 'Cachafaz' del tango". Creyó haber
tocado el cielo con las manos. Pepe Aguirre lo abrazó y supuso que, por fin, el
éxito se atravesaba en su vida.
En el grill Azteca Internacional, en la avenida Colombia,
de Medellín, cantó para unos hombres armados con ametralladora.
Uno de ellos le pidió que cantara Cambalache y el
repertorio siguió hasta que se fue. Le dio tanta plata que pagó tres meses de
arriendo por adelantado y estrenó nuevas pintas. Mucho después, supo que ese
señor era Gonzalo Rodríguez Gacha, 'el Mexicano'.
Lo último que hizo fue enseñarle a bailar tango a la hija
de Héctor Galán, para que se presentara en el Viejo Almacén. Regresó a Cali
para hacerse operar. Antes de ir al quirófano, se presentó en La Bamba, el
grill Río Cali y en el Séptimo Cielo, acompañado por Gloria, la 'Muñeca del
Tango'.
Édgar Fajardo Oliveros, Édgar Oliver, o el 'Cachafaz' del
tango, ha recopilado todas estas historias en un libro titulado Las memorias
del 'Cachafaz' colombiano, de 174 páginas y más de 50 fotos, en el que recorre
décadas de su vida dedicada a la rumba, a la noche y las mujeres.
En su epílogo escribe: "Ya han pasado muchos años en
mi vida, y hoy que me siento viejo, no quisiera despertar para seguir soñando
que la vida es un tango y el que baila es un loco, y ese loco precisamente soy
yo". Hizo toda clase de gestiones para publicarlo, con entidades oficiales
y políticos, pero no encontró ese mecenas. Mientras tanto, trabajó como
animador de Conga Salón Show los fines de semana.
—Luego de 50 años en el espectáculo, ¿un título para el
libro de su vida?
—El gran final. Traigo más sorpresas para el pueblo.
—¿Símbolo sexy o superstar?
—Lo de símbolo sexy me lo puso el público, yo no.
—Yordano dice que usted es “una especie de nuestra señora
de algo”
—(Carcajadas) Los maracuchos me ponen en llave con la
Chinita y me dicen la octava estrella de la bandera.
—¿Un mesías?
—El único es Jesucristo.
—¿Fue Chávez algo semejante?
—¡Nooo!.. ¡Más nunca!
—¿El presidente inolvidable?
—Rómulo Betancourt.
—¿El “mesías” de la oposición?
—El radar de Chúo. ¡Ese sí se atreve! Es de los bravos,
es un guerrero.
—¿Y usted?
—Desde antes de nacer; le di guerra a mamá en el vientre
por mis genes wayúu. De pequeña mis primos me enseñaron a boxear.
—¿Propinó derechazos a los hombres?
—En el colegio, a varios mayores que yo. Siempre defendía
a mis amigos del bullying de la época. Una vez le rompí la nariz a uno para que
respetara (risas).
—¿Alumna temible?
—Del Colegio Simón Rodríguez me botaron por sagaz y
valiente.
—¿Una nostalgia?
—Varias. Mi abuelo, mi papአMe reconforta saber donde
están.
—¿Una intensidad?
—La libertad.
—¿Y la jaula de oro?
—Esa jaula estuvo en Miami.
—De ser animal...
—Leona.
—¿Con su puma?
—Desgraciadamente ya se extinguió.
—¿Perdona y olvida?
—Cuando perdono, olvido. Me queda la imagen del ser por
el cual debo orar. No existe raíz de rencor. Antes sí era una leona (risas).
—¿Se olvidan los casos de curas pederastas?
—Es muy duro lo escrito en la Biblia sobre esto y no
sacan a la luz. Hay muchos que se han arrepentido.
—¿Se arrepiente?
—Cuando cometo errores.
—¿Soberbia?
—Ante una crítica injusta y cruel. Como cuando me
llamaron ladrona.
—¿Cuándo?
—Ya lo olvidé (risas).
—¿Un defecto?
—Soy muy perfeccionista.
—¿Qué tiene de santa?
—Luego de recibir a Jesús, mi espíritu fue transformado.
—¿Y su sensualidad?
—¡Oh, my God! (carcajadas) Bueno, Dios me hizo mujer, que
es toda picardía y sensualidad. Mis hormonas brotan por los poros y están
completicas. También los medios han sentido el fragor de esas hormonas. Cuando
me ofenden sale la leona Lila. Con Lila no han podido. Soy una muralla en
Cristo.
—¿Deben casarse las monjas?
—Todo hombre y toda mujer debe hacerlo. Está escrito.
—¿Un imposible?
—Para los cristianos no existen imposibles, aunque podría
ser que ¡un-im-po-si-ble-a-mor-me-es-tá-ma-tan-do-sin-que-rer!
—De volver a nacer, ¿se casaría con el Puma?
—Volvería a hacer lo que Dios me puso en el camino. Sería
la Lila que ya me hizo.
—¿Su moñongo hoy?
—(Risas) Sigue siendo Armando Molero, el cantor de todos
los tiempos.
—¿Lloró aferrada a una rocola?
—Yo estaba en todas las rocolas. Lloraron los demás
millones, yo no.
—¿Despechada?
—Desde mi adolescencia.
—Por fin, ¿tiene 74 años de edad?
—No los tengo. A Lila le adulteraron la cédula para
trabajar en los clubes, pues era menor de edad. Con toda honestidad, soy menor
que José Luis (carcajadas).
—¿Un sueño?
—Volver a tener la Venezuela de cuando era niña: próspera
y libre; se vivía feliz y confiado.
—¿Se ha caído de un cocotero?
—(Carcajadas) Nunca. De niña me trepaba en los altos y
tumbaba los cocos con mis talones.
—¿Una mujer para presidente?
—Mi madre (carcajadas).
—¿Se lanzaría?
—Luego del divorcio pensé en lanzarme a la Alcaldía del
Municipio Brión de Maracaibo, pero quería hacer el bien.
—¿Los fariseos de hoy?
—Muchos nos están rodeando. Y muchos han llegado de afuera.
—¿Cuánto de sus ingresos han ido a parar al quirófano?
—De niña aprendí los remedios caseros, hasta que llegó el
bisturí junto con el nacimiento de mis hijas.
—Entre llorar y reír, ¿qué tal su balanza?
—La risa predominó hasta que llegó la etapa del
matrimonio (risas).
—¿Qué es más fácil: un camello pasando por el ojo de una
aguja o vencer resentimientos?
—Es más difícil rectificar y perdonar.
—¿Se imagina con José Luis en el cielo?
—Me daría una gran satisfacción que volviera a los brazos
del Señor. Sé que así será.
—¿Un agradecimiento?
—Al canal 8, pero el de mediados de los sesenta, cuando
me estrené como actriz protagonizando María Mercé la Chinita. Arrasó con el
rating. Y eso que yo no quería actuar.
—¿Y en el canto?
—A Mario Suárez.
—Venezuela es una jaula de...
—Fe y esperanza.
—¿Su canción para la revolución?
—“Propiedad privada”.
—¿Para la MUD?
—“Amalia”. O mejor ¡ban-de-ra-de-Ve-ne-zue-la-
por-que-yo-te-quie-ro-tan-to!
—¿A los idos?
—“Venezuela”.
—¿Cómo le gustaría ser recordada?
—Como una venezolana que amó a su país con todas sus
fuerzas.
—¿Cuántas veces ha leído la Biblia?
—Todos los días con sus noches.
—¿El pasaje acorde con Venezuela?
—¡Vivimos el apocalipsis!.. El que no crea que no crea.
Panorámica del Parque de Berrío en 1954. Palacio de
Carabobo, Colegio de San José, Palacio de Calibío, Hotel Nutibara, Edificio
Antioquia, Basílica Menor de Nuestra Señora de la Candelaria, Catedral Basílica
Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María, Edificio Gonzalo Mejía
(Hotel Europa y Teatro Junín), Edificio Fabricato, Hotel Bristol (antes Palacio
Amador) y Edificio Bemogú.
Mariela Guadalupe se encontraba aquella tarde en un
restaurante del Este caraqueño disfrutando de un vermouth y recordando tantos
momentos de su vida, unos tristes, otros alegres, entre los vividos junto a su
esposo Felipe Pirela.
A sus 63 años, luce espléndida como siempre. Se mostraba
encantadora, serena, relajada, degustando su coctel que aliviaba el sabor
amargo del Campari con el delicioso dulce del vino Cinzano.
Su matrimonio con Felipe cuando ella apenas tenía 13
años, el divorcio dos años después y la trágica muerte del cantante fueron
acontecimientos que marcaron su vida, pero ella pasó la página, crio a su nieta
Mariela Verónica, hoy con 21 años, y luchó duro para sacar de las drogas y de
la indigencia a su hija Lennys Beatriz.
“Es la única hija que tengo, no tuve otra, quizás he
podido tener dos hijos con Felipe, pero perdí un varón en un aborto”, reveló.
“No quiero herirme ni herir a nadie, fui una víctima de esa tragedia, no me
culpo, ni culpo a nadie, no sé por qué me dejaron casar, yo era apenas una
niña, qué experiencia podía tener”.
—¿Remordimientos?
— Ninguno.
—¿Tristeza?
—A veces.
—¿Y tu madre, Aminta Prieto?
— Murió hace dos años, tenía 87.
Mariela respondía contundente, seria, levantado sus cejas
arqueadas, bien delineadas.
Está casada de nuevo desde hace 31 años, trabaja en un
bufete de abogados, vive en un apartamento en Los Ruices con el sueño de
regresar algún día a Maracaibo, su ciudad natal, donde están sus raíces.
Después de la muerte del bolerista, ella y su madre
Aminta decidieron permanecer en silencio, con la idea de enterrar para siempre
aquella historia que cautivó al mundo del espectáculo por sus ribetes trágicos,
un escenario de amor, intrigas, despecho y muerte.
Recordó su niñez en Maracaibo. A su mente vino aquel 29
de mayo de 1957 en el colegio La Presentación, cuando junto con sus hermanas
Ana Emilia y Julia Judith de 9 y 7 años, y ella de 6, se reencontraron con sus
abuelos maternos. El Tribunal Segundo de Menores de Caracas había fallado a
favor de su madre, Aminta de Jesús Prieto Cordero, a quien un tío de las niñas
pretendía despojarla de la patria potestad que ejercía sobre sus cuatro hijas.
La última de las hermanas, Marjorie Marlene, de tres años, permanecía hacía
rato en el seno familiar.
Alegría, lágrimas y abrazos se conjugaron en aquel
inolvidable reencuentro. Ana Emilia y Julia Judith lloraban, Mariela Guadalupe,
tomada de la mano de su abuelo Segundo, observaba serena y sonriente.
“No lloré con mis hermanas aquel día en el colegio La
Presentación, yo estaba feliz, contenta”, recordó Mariela. “Desde que papá
murió mi tío Jesús nos tenía secuestradas. La tía Julia nos obligaba a tomar
todos los días jugo de tamarindo, nos castigaba a pleno sol en el patio de la
casa hasta hacernos beber aquel guarapo. ¡Uffffff, qué malo!, no lo he vuelto a
mirar jamás”.
Diez meses antes de aquella decisión judicial, Aminta de
Jesús había perdido a su esposo, Simón Montiel Palmar, en un accidente
automovilístico. Viajando de Maracaibo a Caracas, la camioneta de la familia
Montiel Prieto fue embestida por una góndola con petróleo que surgió de una
nube de polvo de la vía en construcción, cerca de Carora. Simón murió en el
acto, Aminta y Ana Emilia resultaron heridas y Julia Judith salió ilesa. Para
suerte de ellas, Mariela Guadalupe y Majorie Marlene se habían quedado en casa
de los abuelos.
Para Mariela, ser la esposa de un cantante como Felipe
Pirela no es cosa fácil y menos cuando se es prácticamente una niña, sin la
experiencia de una mujer adulta.
“Todo fue tan rápido, el 18 de julio nos conocimos, el 18
de agosto el compromiso, el 11 de septiembre nos casamos por civil y una semana
después, el 18, ya estábamos en la Basílica de San Pedro Apóstol, de Los
Chaguaramos, casándonos por la Iglesia”, rememoró. “Una luna de miel magnífica,
aunque la primera noche celebró con sus amigos, llegó a las 7:00 de la mañana.
Me dijo que no volvería a suceder. Lo acompañaba a sus presentaciones, mientras
él cantaba yo jugaba. Me compró un neceser con ropitas de Barbie. Yo vestía a
mis muñecas y él cantaba. Fue un sueño lindo que dos años... después se
esfumó”.
— ¿Y qué pasó?
—Simplemente no funcionó, quizás no tuve el tiempo
suficiente para conocerlo, para saber si estaba enamorada.
Felipe vivía su vida, no pensó en mi, me llevó con su
familia a un apartamento en la esquina Platanal, después a una casa en El
Marqués, al este de Caracas que puso a nombre de su mamá, igualmente vivían
todos.
Yo necesitaba tener mi casa propia, con mi esposo y mi
hija. Mamá le dijo muchas veces a Felipe que me buscara hogar, que viviéramos
solos, pero no lo hizo, entiendo el amor que él sentía por su familia, pero
sacrificó nuestro matrimonio, hacer vida solos, con nuestra hija”.
—¿Malos tratos de Felipe?
—No quiero hablar de eso, para qué ahora. No es mi
intención divulgar cosas pasadas. Uno no puede llover sobre mojado. Lo que pude
haber dicho se interpretó mal.
— ¿Y su familia?
—En lo que se refiere a los Pirela, ellos nunca me
trataron mal, ni me hicieron daño, quien así lo piense, es mentira. Estoy de
acuerdo con la solidaridad que ellos debieron haber tenido con su hermano, pero
a mí nunca me hicieron daño. Quizás alguna discusión con su hermana Estela.
Mamá Lucía conmigo era clase aparte, que sucedió lo que sucedió, bueno, mala suerte.
Tengo gratos recuerdos de Victoria, la esposa de Wiliam.
—¿Hablaron alguna vez de reconciliación?
—Bueno, qué te puedo decir. Durante el juicio, Felipe me
visitaba en casa de mis abuelos, iba a ver a Lennys. Algunas veces le pidió
autorización a mi abuelita para salir, ir a al cine, pero ella le decía que
arregláramos primero nuestro problema del divorcio.
—¿Algún contacto con Felipe durante su tiempo en Puerto
Rico?
—Recibí una carta de él preguntando cómo estaba Lennys,
qué cosa necesitaba. Sabía de él a través de Carmín, esposa de “Chupín” Ortiz,
un pianista puertorriqueño muy amigo de Felipe. Creo que “Chupín” aún vive.
—¿Le afecta escuchar su voz, sus canciones?
—Al principio sí, ahora no.
—¿Cómo se siente ahora, después de 40 años de la muerte
de Felipe?
—Soy una mujer casada. Lennys está bien, recuperada,
junto con su marido Lisandro. Ella ha entendido que la vida es esta. Que
disfrute ahora lo que su padre no pudo darle en vida, que pudo haberle dejado,
eso me contenta. Vivo con mi nieta Marielita, ella quiere ser arquitecta, estoy
luchando para que cumpla su sueño. Lo importante es que las tres estamos
juntas.
—¿Le faltó a Felipe un buen manager?
—¡Sí! Tú lo has dicho, le faltó buena asesoría.
—¿Qué dices del sello?
—Se aprovechó de la circunstancia para beneficio propio.
Habían transcurrido dos horas y media en aquel
restaurante del Este caraqueño. Mariela miró su reloj, eran las 4:30 de la
tarde.
¡Caramba!, exclamó “Cómo pasa el tiempo, voy a terminar
mi trabajo”.
Se levantó de su asiento y comenzó a cantar en voz baja,
dulce, suave, de una tesitura extraordinaria, soltando sutilmente cada letra
del tema Tan solo calumnias.
“Viene agua”, dijo ya afuera del establecimiento, fijando
su mirada en unos nubarrones grises que se levantaban desde el pico Naiguatá.
“Yo acompañaba a Felipe al estudio de grabación, me
aprendía las canciones primero que él”, recordó. “Cuando él se equivocaba, yo
lo corregía”.
Comenzó a interpretar Injusto despecho al compás de la
voz de Felipe que se escuchaba en el reproductor del vehículo que la conducía
por la avenida Don Bosco, rumbo a su trabajo.
“Sin embargo si algún día/
algo de mi necesitas/
ven a mi puerta sin pena/
que en mi pecho no hay rencor/
y hallarás mi mano abierta/
pa’ ayudarte en lo que sea/
que al fin y al cabo tú eres
la madre de mi razón...”
“Esa me la cantaba a mí”, aseguró.
Y así se despidió Mariela, cantando aquel tema demoledor
de Felipe Pirela. Bajó del vehículo con un “ya llegué” y seguía cantando,
dejando atrás la voz romántica y desafiante de Felipe, que se apagaba con el
ruido de la lluvia en aquella noche adelantada por grises nubarrones que
cerraban un ocaso más en la agitada Caracas.
1 - ME OLVIDASTE MUY PRONTO (OLVIDO) -Gabriel Escobar Casas
2• QUE ME HAS DADO TU -José Rubén Márquez
3- CHIQUITA -Rafael Mejía
4-FANTASIA TROPICAL -Lucho Bermúdez
5- DESEO
-Darlo Corredor
6- QUINCEAÑERA -Rafael Mejía
1 - Solista: Gustavo López
6 - Solista: Pepe Triviño
Arreglos y Dirección: LEON CARDONA
PESARES
DESEO
FANTASIA TROPICAL
Vislumbran las pupilas enamoradas la verde piel de
Colombia alzándose sobre el alambre umbilical de la línea ecuatorial Adivina el
corazón reverente la mañana del platino chocoano cincelando una de las
charreteras de la patria, mientras la segunda se presiente deslumbrante bajo la
canícula del Arauca, al otro horizontal extremo. Sobre sus clavículas
geográficas, la Guajira despeina su litoral cabellera de sal y espuma, mientras
desde Antioquia, los Santanderes, Tolima, Cundinamarca, desde cada rincón del sueño,
el corazón impulsa la sangre de la canción y de la esperanza por todos los ríos
tutelares, venas y arterias de esta nuestra Madre-Tierra, Madre-Compañera,
Madre-Principio y Final.
Y tiene también su rostro de romance en trópico, y tanto,
la canción colombiana. Aquí la tierra dice su canción, y sus hombres izan las
banderas de sus amores en todos los tonos y ritmos. Entre ellos, el del bolero,
que es el que sentido y sentimiento exigen para hablar de sí mismo en tono
menor.
De ahí, que hoy y siempre en SONOLUX, estos
"CANTARES DE COLOMBIA” canten “BOLEROS DE COLOMBIA". Boleros que nos
son harto familiares, como que con ellos hemos amojonado el tránsito del
corazón en muchas y desveladas veces, gracias a la forma en que de su pasión
han hecho ardientes calcomanías autores como José Barros, Pacho Hernández,
Rafael Mejía, Gabriel Escobar Casas, Lucho Bermúdez, Jorge Añez, José Rubén
Márquez y los demás, que no son los de menos, que aquí se han hecho presentes.
Temas que han llegado a habitar estas voces y que supervivirán con las que
posiblemente sean, como éstas, las más luminosas Inspiraciones de aquellos
compositores, gracias a su calidad y honestidad sentimental. Y gradas, también,
a los coros CANTARES DE COLOMBIA, cuya reunión ha sido posible no sólo por
mandato de la propia voluntad de sus Integrantes, sino del pertinaz empeño y
pasión artística de Gustavo López y Jorge Ochoa, dos de las más sustantivas
figuras de le canción nativa, que en esta Jornada han visto cómo sus sueños se
concretan en canciones...