Drogueria Hijos de Pastor Restrepo. Parque de Berrio.-1910.
LADO 1
1 - VIVERE C. A. Bixio
2 - TORNA, PICCINA C. A. Bixio
3 - VIENI SUL MAR Del Folklore
4 - NAPOLE CA NON MORE Tito Manilo - G. Bonavolata
5 - PASSIONE Bovio - Taglialerri -
Valente
6 - ANGELA MIA Schipa - Rapee –
Pollack
LADO 2
1 - MARECHIARE Di Glacomo – Tosti
2 - O SOLE MIO Glovanni Capurro -
Eduardo di Capua
3 - SINCERITA D. R. de A.
4 - FEMMENA ’NGANNATORA A. Cutido - Tito Schipa
5 - O MARINARIELLO G. Ottaviano -
S. Gambardella
6 - TORNA A SURRIENTO G. B. y E. de Curtís
ANGELA MIA
TORNA A SORRENTO
O MARINARIELLO
Tito Schipa
fue el gran cantante mundial en los años transcurridos entre 1920 cuando viajó
a los Estados Unidos con un contrato fabuloso de la Opera de Chicago y 1940
cuando todavía actuaba con gran éxito y hacía frecuentes giras artísticas
intercontinentales.
Y es que
Tito Schipa no fue simplemente un gran tenor de ópera sino un cantante completo.
Un artista exquisito que entusiasmaba por igual a todos los auditorios porque
su escuela impecable técnicamente hablando estaba aunada a una expresión ideal,
sin rebusques de ninguna especie, accesible a toda clase de públicos.
Las razones
del éxito de Tito Schipa no fueron solamente las naturales que debe a su voz
privilegiada.
Este gran
tenor italiano nacido en el año de 1888 fue un hombre que se dedicó
íntegramente a su carrera musical. Llegó a dominar plenamente todos los
secretos de la música. Terminó sus estudios de composición y dirección de ópera
y hasta escribió una obra de este género.
Radicado en
los Estados Unidos desde los 31 años de edad, en Hollywood, en una casa rodeada
de jardines cerca a las residencias de de Mille y de Dempsey, Tito Schipa y su
pianista, el maestro Federico Longás, español, hacen frecuentes giras por el
continente. Graban discos para la Victor y colaboran eventualmente con las
productoras cinematográficas.
Los teatros
suramericanos lo aplauden en 1930. Y los aficionados al género operístico se
deslumbran con su voz fabulosa. Con esos “pianissimos" de asombro. Con la
seguridad y la claridad que lo distinguieron.
Dicen los
críticos que posiblemente “nadie volverá a cantar como Schipa “sobre el
aliento" frases melódicas perfectamente sostenidas y ricamente
matizadas".
Un disco
publicado en la serie "Aquellas Canciones" de la -RCA Victor de
Colombia con la voz de Tito Schipa en sus mejores momentos y en canciones
hispanas, fue recibido jubilosamente por los aficionados al buen arte. Esto nos
ha estimulado a publicar esta nueva colección de interpretaciones de Tito
Schipa. En esta oportunidad se trata de canciones napolitanas, en cuya
interpretación fue un maestro insuperable también, algunas de las cuales le
pertenecen como autor.
Como los
grandes artistas de su generación, como los más famosos cantantes de hoy en
día, Tito Schipa grabó en su época de apogeo para la Victor música de todos los géneros a petición de sus
miles de admiradores en todo el mundo.
Y estamos
complacidos de hacerles llegar a ustedes estos auténticos tesoros vocales por
uno de los más grandes artistas que en el mundo han sido.
Posiblemente
no ha tenido Colombia en toda su historia, tres artistas que hayan conocido más
mundo, actuado en más sitios y dado más guerra que los hermanos Héctor, Gonzalo
y Francisco Hernández, quienes, en 1921, cuando iniciaron en su Aguadas nativa,
una peregrinación que habría de prolongarse -por años, constituidos como el
conjunto “Arpa del Ruíz", se adelantaban a la importancia que el
departamento de Caldas, el que habría de producir a Figueroa y a Luis Carlos
González; a Ospina y Peláez; a José Macías y a Fabio Ospina; a Bernardo
Gutiérrez, a Guillermo González y a Jaime Henao, tendría dentro del mapa
bambuquero de Colombia.
Los Tres
Hermanos Hernández, retoños de una familia de músicos que ellos hicieron sonar
en el mundo entero, se fueron por los entonces difíciles y abruptos caminos de
la América india armados de tiple, guitarra y bandola, tras las huellas que un
día trazaran Morales Pino y Pelón Santamarta.
Primero
fueron modestas actuaciones nacionales en el Quindío. Luego conquistaron el
Teatro Municipal de Cali. Y por fin se hicieron a un contrato en el Circo
Riego, en donde Héctor tocaba el “botellófono" y sus hermanos le
acompañaban interpretando las melodías de moda.
Venezuela y
las Antillas como artistas de carpa. Y en Puerto Rico la anhelada
independencia, el salto dorado yanqui, y la incorporación del serrucho, el
auténtico serrucho de carpintería, interpretando el cual era un gran astro de
impresionante brillo, Héctor Hernández, para conquistar luego los aplausos de
Santo Domingo, Haití, Cuba, todos los países Centro Americanos y por fin Nueva
York y, en Nueva York su vinculación a la RCA Víctor, tras una triunfal actuación
en México en donde el presidente Obregón y su Ministro de Educación, José
Vasconcelos, les contrataron para una gira de carácter cultural por todo el
territorio nacional.
Entre 1926 y
1936 los Hermanos Hernández hacen con todo éxito los Estados Unidos y el
Canadá.
Actúan en
teatros de Broadway. Se presentan en las principales radiodifusoras. Tocan en
recitales privados para las grandes estrellas cinematográficas. Emocionan al
Embajador de su país en Washington, Enrique Olaya Herrera. Se abren para ellos
las puertas de la Casa Blanca y en sus salones majestuosos resuenan los
bambucos morenos de su Colombia inolvidable.
Van al Viejo
Mundo y son Aplaudidos en teatros por el gran pueblo, por los artistas más
populares y por los Monarcas más importantes de la señorial Europa. Como
soñaban de pequeños, en su casita de Aguadas, una sucesión de triunfos
impresionantes los siguen por doquier.
Vuelven a la
tierra llamados por la sangre. Su madre se muere y ellos acompañan sus últimos
cuatro meses de vida para continuar su peregrinar insaciable.
Los países
del Sur de América se inclinan ante el arte de los colombianos. Hasta en el
Brasil los comparan con sus mejores créditos cuando interpretan la música
carioca.
Viajan a
México para participar en la filmación de algunas películas.
Pacho
compone la música de la cinebiografía de Simón Bolívar en donde Fernando Soler
interpreta al Libertador de Colombia. Y hacen felices interpretaciones en “Mi
Viuda Alegre" y “La Liga de las Canciones”, revistas musicales que son
éxitos de' taquilla en todo el continente.
En 1940
fallece en México Porfirio Barba Jacob. Y los Hermanos Hernández van a su
cuarto bohemio y cantan bambucos, al bardo inmortal que agoniza y que “se
siente como sí reposara en el fondo de una perla".
Javier
Arango Ferrer contó con las palabras del poeta el recuerdo que en él quedó de
aquellas canciones. “Esas manos de los míos cómo tocaban, cómo cantaban I... Si
yo hubiera tenido sus manos y hubiera vivido en los tiempos de Salomón, hubiera
tañido la tiorba o el salterio...".
Después el
regreso a casa. El definitivo retorno.
Los teatros
del país aplauden su comedia musical “Colombia Canta’*.y en las radios sus programas son auténticos impactos.
Héctor muere
en Bogotá el día 5 de mayo de 1948 y esta fecha marca el final de la historia
de los Hermanos Hernández como conjunto.
Gonzalo se
dedicará entonces a la enseñanza. Amorosamente explicará a niños y niñas de la
alta sociedad en Bogotá y en Medellín, cómo se pulsan el tiple, la guitarra y
la bandola. Y hará charlas interminables con los recuerdos de sus triunfos.
Sobrevive 10 años a su hermano y muere como él en Bogotá.
Pacho, el
más alegre del grupo. El de los chascarrillos y las anécdotas, se dedica a
representaciones artísticas y a administrar con cariño el legado familiar.
Colombia
sigue cantando sus bambucos y recordando al trío.
Los Hermanos
Hernández grabaron en Víctor multitud de canciones y piezas instrumentales. Era
la época en que Jorge Añez y Justiniano Rosales, Miguel Bocanegra y Escobar
Casas, Sarita Herrera y Carlos Molina hadan proselitismo colombianista en Nueva
York.
Posterior a
esas actuaciones que estamos tratando de revivir también para el gusto de bs
buenos colombianos, los Hermanos Hernández hicieron una serie de discos en la
Habana. Estando de visita en la capital de Cuba don Félix de Bedout, éste los
convenció para hacer una serie de melodías que salieran un poco de los moldes
que hasta entonces se usaban para interpretar los bambucos.
Pacho
Hernández escribió entonces las introducciones y pasacantos que el clarinetista
y flautista de la Orquesta de Julio Brito interpretaría frente a los equipos de
grabación.
Y se produjo
esa serie impresionante que comenzamos a entregar a ustedes de nuevo con este
álbum de música colombiana que nos alcanza la presencia vocal de tres
auténticos maestros de la canción nacional.
2. LA CANCION DE LA LLUVIA - Vals Doroteo Ochoa -PERONET o IZURIETA
3. ME ALEJO DE TI – Vals -Olmedo
A. Álvarez -IZURIETA - UQUILLAS
4. RANCHO CHILENO - Vals canción Arr. Víctor A costa -PERONET f RIOS
5. SE QUE ME MATAS - Pasillo Nicasio Safadi -IZURIETA - UQUILLAS
6. ENSOÑACION - Tonada Doroteo Ochoa
-PERONET a IZURIETA
LADO 2
1. NO TE GUARDO RENCOR - Pasillo L Espinosa - F. Paradas IZURIETA -
UQUILLAS
2. TE ODIO - Vals F. Plnglo -PERONET
o IZURIETA
3. EL HUERFANITO – Vals -C.
Castillo -JUAN ERNESTO PERONET
4. FATAL AMOR - Criolla Antonio Monéndoz PERONET a IZURIETA
5. MADRE MIA - Pasillo Alfonso G. Martínez IZURIETA - UQUILLAS
6. ADIOS - Pasillo Carlos T. Solís PERONET y RIOS
NO TE GUARDO RENCOR
RANCHO CHILENO
TE ODIO
Peronet e
Izuríeta llagaren al elenco da la RCA Víctor internacional como sustitutos del dueto
da Los Riobambeños, que acababa de desintegrarse y que conformaban los hermanos
Rubén y Plutarco Uquillas.
Juan Ernesto
Peronet, peruano y Carlos Izurieta, ecuatoriano, se encontraron en Caracas. Se
hicieron amigos. Comenzaron a cantar en reuniones familiares por pura afición y
de un momento a otro se convirtieron en Ídolos, actuando en importantes teatros
venezolanos y alternando con las principales figuras que visitaban el país.
Por cuenta
da la RCA Víctor se trasladaron a Cuba. Y en la Habana hicieron la mayor parte
de sus grabaciones que obtuvieron gran resonancia en todos los paisas
americanos. En Colombia. “Lamparilla" batió records de venta. Boleros como
“Cuando Vuelvas”. Pasillos como "Amémonos como antes" y como "El
Lirico" y ''Filosofía". Valses como “Las Violetas” y "Lo que sería
un nido", acrecentaron la fama da Peronet e Izurieta hasta tal punto que
sus grabaciones llegaron a cotizarse igual quo las de Valente y Cáceres y otros
duetos que figuraban desde hace años como los favoritos del elenco RCA Víctor.
En La Habana
también se desintegró al dueto. Eran dos temperamentos y dos ambiciones
completamente diferentes, y resolvieron, de modo amigable, separarse. Por
entonces comenzaba la guerra mundial y era peligroso llegarse hasta Nueva York.
Cada cual siguió su destino. Peronet siguió cantando e Izurieta recomenzó sus
estudios interrumpidos a causa del arte.
En la actualidad.
Carlos Izurieta, alto empleado y accionista de una importante industria
ecuatoriana, es Cónsul da Venezuela en Quito. Y Peronet resida en su tierra
peruana, en donde aún actúa como intérprete gustadisimo de los aires peruanos.
Poco después
da su separación de Peronet. Carlos Izurieta estuvo en Medellín y don Félix de
Bedout lo convenció para que hiciera dueto con Plutarco Urquillas, quien
visitaba igualmente la capital antioqueña. Izurieta aceptó pero le mayoría de
los acetatos de esas grabaciones se perdieron con el cargamento de un barco
norteamericano bombardeado por los alemanes. Otras grabaciones, que fueron
enviadas a Chile para su proceso natural, aparecieron con las etiquetas mal
redactadas y en algunas inclusive se omitió el nombre de los cantantes,
figurando solo como artista un “Conjunto Típico Colombiano”.
La acuciosidad
da algunos coleccionistas, y la colaboración de Leoncio Gómez, uno da los guitarristas
que participó en aquellas grabaciones, ha permitido localizar varios de estos
discos. Y nos ha parecido interesante reunirlos con los que aún no se
publicaban del dueto Peronet e Izurieta –seis solamente entre ellos dos
“solos" por Peronet - y con algunos de los que grabaron en Medellín el
mismo Juan Ernesto Peronet y el notable guitarrista y cantor antioqueño Antonio
Ríos.
El Dueto
Peronet-Rios hizo suceso grande en Medellín.
Fue formado
también, en busca de algo que reemplazara en el gusto popular a Peronet e Izurieta
por don Félix de Bedout y si efectivamente no llegó a tener su nombradía debió
a que los recursos técnicos quo había entonces en Medellín para la grabación de
discos no permitía que los discos salieran con las características sonoras que
el público americano comenzaba a exigir
No obstante,
algunas da esas grabaciones obtuvieron tirajes enormes.
El tipo de
música de los tres duetos es el mismo.
Canciones
románticas, sencillas, de estilo campesino, de las que nos llevan por caminos
viejos y nos detienen en los ventorrillos de antes o en las estaciones del
ferrocarril.
Temas
campesinos de extraña dulzura. Letras amorosas de poetas menores que han llenado
las noches serénateras de súplicas ingenuas, de ruegos tiernos, de despechos
impacientes.
Es esta la
auténtica, la típica canción popular. La que cuando llega a los salones,
despierta curiosidad y evoca recuerdos de temporadas campestres, de diciembres
fenecidos e inolvidables.
Canciones
cubiertas de ruanas y de ponchos. Con el color de los mercados pueblerinos. Con
dulzura de guarapo, y olor a caña recién molida. Cascabel de fonógrafo, de
victrola, de vihuela.
LORENZO
HERRERA está presente en el corazón de los venezolanos. Su figura se avivo en
la memoria por el culto a las cosas del espíritu. Y ese culto nace del reconocimiento
a sus grandes valores humanos y artísticos. LORENZO HERRERA fue uno de ellos.
Es justo entonces que se refleje esta admiración y cariño, a este talento
desaparecido. Su obra anda por allí dispersa, reflejada en sus bonitas
composiciones, auténticas joyas "vivas", que durarán por siempre,
mientras persista esa forma de expresión tan particular de sentir y actuar,
privativa de nuestro gentilicio. LORENZO HERRERA escribió música venezolana en
lenguaje venezolano, con alcances eminentemente vernáculos. De esta manera, con
enjundia romántica a veces, chispeante, dinámico, con fino gracejo popular,
aguzado testigo de su tiempo, nos legó un rico acervo melódico, viva imagen de
lo que fue su vida, su pasión, su meta: la música.
Un recuerdo
a LORENZO HERRERA era responsabilidad que los venezolanos nos debíamos a si mismos.
Partiendo de la base de que "honrar honra”, la RCA DE VENEZUELA C A.
—preocupada por los fundamentos de la culturo popular—, se aboca o esta honrosa
tarea, haciendo realidad este deseo largamente acariciado, recopilando en este
álbum de nuestra Serie de COLECCIONISTAS, parte de la proficua obra
musical-interpretativa de LORENZO HERRERA, diseminada en grabaciones añejas y
ya descontinuados de los catálogos.
El modesto
aporte de la RCA, representado en la cristalización de este disco, es sencillo,
pero sincero. Trazado en líneas definidas, exalta la personalidad de quien fue
el máximo cultor de la canción ciudadana. Si bien es verdad, la dimensión de
este esfuerzo resulta pequeña ante la proyección humana y artística de LORENZO
—así o secas, como cariñosamente se le llamaba—, se convierte por obra y gracia
del cariño popular, en labor gigantesca, pletórica de dignidad, ya que su
memoria cobra vida concreta y permanente dentro de lo grandeza del espíritu.
Este tributo a LORENZO HERRERA, tal y como él lo hubiera querido viene a
librar, aunque en menor escala, una batalla al avasallante materialismo que nos
domina.
Incuestionablemente,
LORENZO HERRERA fue un legítimo creador musical. De su estro brotaron las
inspiraciones más bellas, que supieron identificarse con el sentir de su pueblo
y por ende, con el latir de su propio corazón de artista cabal. LORENZO HERRERA
con su fecunda creatividad, fue el primero en difundir la música venezolana más
allá de las fronteros patrias y trozó dentro de su exuberante magia musical,
imágenes y expresiones inolvidables, que persisten en el recuerdo con rasgos
positivos y profundos. Tal es la fuerza de su mensaje melódico, tal la
jerarquía de su característica vocal, que hoy por hoy, su producción nos
resulta más veraz, más auténtica, más familiar que muchas personas que solemos
tropezar en nuestro deambular diario, pero cuyo exiguo interés los hace
desvaídos, brumosos, casi inexistentes. Su música, en cambio, es perdurable.
Tiene tanta fuerza, tanta vigencia y latencia, que la llevamos prendida en el
recuerdo. Por eso, LORENZO HERRERA merecía un reconocimiento y está simbolizado
en este bagaje de canciones de su pertenencia, volcadas al acetato por la
cálida emoción de su voz que es perenne. El merece que este aporte, recibo su
acogida, tal como era pedido por la densa legión de simpatizantes que
reclamaban esta sincera ofrenda, para que cuando de estos surcos fonográficos
brote su voz para cantar a Venezuela, propios y extraños —especialmente a
personas como nosotros que tuvimos el orgullo de ser honrados con su amistad—,
llenos de admiración y en reconocimiento a su valer artístico, sintamos vibrar
de emoción los corazones-Este es, pues, un sencillo homenaje a LORENZO HERRERA
que traduce en carne viva, sentido y dicha por el propio homenajeado, gracias a
la maravilla del disco, la importancia que su figura representa para los
venezolanos, así como la devoción que guarda su pueblo por el artista siempre
recordado, siempre llorado.
EN LA FRONTERA DE MEXICO J. Kennedy - M. Carr - López Méndez
ROMANZA DE AMOR C. López Narváez - E. Orozco
NUESTRO ENCUENTRO -Agustín Lara
DIME QUE SI
FRENESI
PECADO
En la serie
AQUELLAS CANCIONES hemos venido publicando una serie de grabaciones realizadas
por el tenor mexicano Pedro Vargas en lo que hemos dado en llamar su época de
oro, aunque bien podríamos decir que en este momento el famoso artista está
cumpliendo todavía, la etapa cumbre de su carrera artística.
Sus
canciones cuya aparición está comprendida entre los años de 1938 y 1950 doce años
que fueron sin lugar a dudas definitivos en el gusto de la generación
“directiva" actual. Que apasionaron a los enamorados de entonces. Que
fueron a los bailes juveniles para ayudar en el romance y reforzar la
declaración de amor que marcó la culminación de la cita.
Son discos
que saturaron el ambiente de aquellos años de la segunda guerra mundial. De las
felices promesas que llegaron con el armisticio. De los días en que en la
radiodifusión se llegó al máximo, y la televisión asomó peligrosamente poniendo
en jaque las más importantes audiciones.
Asistimos,
como estos discos de Pedro Vargas, al más delicioso banquete de recuerdos. Y
advertimos en ellos cómo fue virando el bolero primitivo, perfectamente
influido por los antiguos danzones, a la suavidad romántica que precisamente
comenzó a imponer Pedro Vargas.
Este cuarto volumen
de “Aquellas Canciones dé Pedro Vargas" nos ofrece una de sus más acabadas
creaciones, “Rinconcito Criollo" de Brito, que llegó a identificarlo en un
momento dado como el mejor de todos los Intérpretes de ese autor. Nos hace
vivir el furor que en todo el mundo causó “Frenesí”, cuando desde los Estados
Unidos lo impuso Artie Shaw. Nos regresa a los días en que Carlos Ramírez, el
gran barítono colombiano, impuso una melodía de Efraín Orozco y el gran poeta
López Narváez, “Romanza de Amor". Nos recuerda las triunfales .temporadas
de Vargas en Cuba, con “Gracias” y con “La Ultima Noche”. Y pone otra vez en
presente el apogeo máximo de la canción romántica mexicana con “Dime Que Sí”,
el vals de Esparza Oteo que todo el continente llegó a silbar enamorado.
Escuchar a
Pedro Vargas es regodearse con la más bien lograda emoción de la canción de
América. Es vivir otra vez la caricia enamorada de la novia. Es asomarse a la
ventana enrejada que atestiguó, la serenata.
Nacido en el
año de 1900 en San Miguel de Allende, rinconcito mexicano de ambiente colonial,
y se crio con 12 hermanos. Sus padres le tenían destinada la carrera de
medicina. El soñaba con ser torero.
Ni una cosa
ni la otra. Cantante. Y primero, cantante de ópera. Después vocalista de la
celebérrima orquesta típica de Lerdo de Tejada. Por fin, el triunfo definitivo
cuando en un concurso de radio cantó el vals “Andy Hardlng", compuesto por
el compositor Carlos Espinosa de los Monteros, que ganó el primer premio. Y el
encargo de Agustín Lara da estrenarle sus canciones. Y los discos RCA Víctor
que lo hicieron estrella máxima del cancionero romántico.
No hay
canción mala en este disco. No hay canción mala cuando es Pedro Vargas el
intérprete.
Pero en este
caso, por los años que representa, y por la emoción romántica que recoge, el
repertorio es tres veces mejor.
1 - AHORA NO ME CONOCES C. Giampe - A. Bagliottl con Orquesta d« Alfredo
Malerba
2 - A JARDINEIRA -B. Lacerda - Humberto Porto con Orquesta Howalan Paradise
3 - QUIEREME -R. Sciamarella - A.
Malerva con Orquesta do Alfredo Malerba
4 - DESCONSUELO -C. Bahr - H. M.
Artola con Orquesta
5 - ME HA BESADO EN LA BOCA -D. R.
de A. con Orquesta de Alfredo Malerba
6 - NIDO GAUCHO H. Marcó - Carlos di Sarli con Orquesta de Mario Maurano
LADO 2
1 - UNA LÁGRIMA -J. Durante - J.
Rebollnl con Orquesta de Alfredo Malerba
2 - TE LLORAN MIS OJOS -H. Manzl -
A. Malerba con Orquesta
3 - AGUELITA QUE HORAS SON -C.
Oreste - R. P. Carbalho con Orquesta de Alfredo Malerba
4 - EL PAÑUELITO -C. Corla P. - J.
de D. Filiberto con Orquesta
5. CUANDO EL AMOR MUERE -H. Marcó
- A. Malerba con Orquesta
6 - TU CARIÑO -C. Castillo - A.
Malerba con Orquesta
AHORA NO ME CONOCES
UNA LAGRIMA
EL PAÑUELITO
En el año da
1926, la samipenumbra de una sala cinematográfica ofrecía además de las figuras
de la pantalla interpretando una cálida historia de amor, la placidez y la
romántica quietud de un lugar cuyo silencio apenas si medio turbaban las notas
melancólicas de un pianito, no del todo afinado en la mayor parte de las veces,
que interpretaba los aires de moda o las canciones que estaban a punto de ocupar
un sitio preferencial en al gusto de las gentes
Eran los
tiempos en que Francisca Bertini y Lidia Borelli, significaban, más o menos, lo
que hoy Brigitte Bardot y Sofía Loren.
En Buenos
Aires, además, el tiempo en que el tango vivía su furor más absoluto y el de
los primeros pasos del cine argentino.
Y al año en
que Libertad Lamarque debutó en el Teatro Nacional.
Libertad Lamarque
tuvo su primera actuación teatral cuando contaba apenas con 7 años de edad.
Hizo un papel de varoncito en “Los Muertos” pieza teatral firmada por el
uruguayo Florencio Sánchez. La niña venia de familia “artística". Su padre
era contorsionista. Lo llamaban “El Hombre de Goma", y estaba casado con
la gallega Josefa Bouza. Su nombre era el de Lorenzo Lamarque. Fue él quien dio
las primeras lecciones a su hija cuando en una temporada abandonó su oficio de
mecánico hojalatero pera organizar una compañía de aficionados.
Libertad ere
bonita y agraciada. Sabía desenvolverse en escena, y José Constanza la llevó
por provincias como primera actriz de su compañía. En una de esas
representaciones, tenía que cantar una cuarteta, como parte de su papel
dramático. El público gustó de ella y la obligó a "bisar". Despertaba
así la futura "cancionista".
Pascual
Carballo la llevó un día a lo que era considerado como ''Cátedra del Teatro
Criollo". El "Nacional". Hacía un papel ínfimo en la obra de
Sánchez Gardel. “El dueño del Pueblo”. Un personaje que se detiene frente a una
joyería para elegir un anillo y dice: "No me gusta, deme otro…”
La misma
artista recuerda así aquellas primeras actuaciones: “Yo era una de tantas; permanecía
en el montón, pero seguía in mente el desarrollo de la obra. Me sentía capaz de
reemplazar a cualquiera de las primeras figuras, y pedía al cielo que sucediera
algo imprevisto, aunque fuera una desgracia, con tal de poder sustituir a la
que en ese momento acaparaba la atención y simpatía del público... Y así noche
a noche. Desde un rincón del escenario, y siempre en el montón anónimo.
Mientras las figuras del cartel jugaban sus partes, seguía atentamente el
desempeño. Analizaba. Consideraba. Por momentos, aplaudía. En otros, reprobaba.
Sentía en otra forma la escena, el momento, la situación. Acentuaba
inconscientemente el ademán en ese Instante marcado por Manolita Poli, o daba
diferente entonación, al para mí, desabrido parlamento del primer
actor..."
Después en
"Tucumanito", "Pata de Palo", "Verbena Criolla”, “El
Patio de don Simón", la dejaron ver siempre como una más, y permitieron
que su voz hiciera, en los coros, una parte sobresaliente en los cantables. Por
primera vez cantó sola en la obra “Los Hombres de la Ribera”. Junto con María Teresa
Borda y Olinda Bozán, componían un trío de marineros.
Por aquellos
mismos años se vinculó al cine haciendo un papel insignificante en ‘Adiós
Argentina" de Parpagnoli.
En una de
les vacaciones del verano, Libertad Lamarque, ya conocida en el ambiente por las
fugaces apariciones teatrales como cancionista, recibió las primeras ofertas
pare presentarse en plan de intérprete "seria" de melodías populares.
Fue para actuar en una sala de espectáculos cinematográficos, el cine París,
dentro de la variedad a que esa sala tenía acostumbrado al público y acompañada
por la orquesta de quien sería con los años uno de los más juiciosos críticos
de su labor cinematográfica: Adolfo R. Avilés, autor del tango
"Cicatrices".
Era el 19 de
diciembre de 1927.
Fue allí,
cantando los números en boga, y sobre todo uno de Avilés que ella sentía más
intensamente que todos, "Fruto Bendito”, con palabras de Maroni, cuando en
realidad nació la que estaba destinada a convertirse en la más grande
intérprete femenina del tango en todos los tiempos.
Don Atilio
Mentasti la incluyó en el reparto multi-estelar de "Tango" película filmada
con intenciones de aprovechar a los más destacados nombres del momento musical
y teatral. Al fin hizo un primer papel en "Alma de Bandoneón". A
estos siguieron, "Ayúdame a Vivir", filmada bajo dolorosas
impresiones, por cuanto estaba atacada por un espasmo nervioso a la garganta
que hizo necesaria la estadía de un año en Córdoba y en completa quietud.
"Besos Brujos", "La Ley que Olvidaron",
"Madreselva", "Puerta Cerrada"... y más cintas que le
hicieron célebre en el mundo entero y le convirtieron en ídolo de multitudes.
Algunos
datos más sobre Libertad Lamarque.
Se he casado
dos veces. La primera con el apuntador teatral Emilio Romero. La segunda con el
compositor y pianista Alfredo Malerba. Tiene una hija, y hasta el momento,
cinco nietos. Su hija Mirta, quiso ser artista también. Y cantante como su madre.
Pero el amor y la vocación hacia ese hogar feliz que ahora cuida, la hicieron
renunciar hace tiempos.
Este disco
de le serie COLECCIONISTA, nos trae el recuerdo de canciones que hicieron
suceso en sus primeros veinte años de actividad artística. Algunas las escucharon
en sus películas. Otras fueron hechas para el disco, y causaron sensación en
tiempos pasados.
Hay algunas,
como "El Pañuelito", que pertenecen a sus primeros tiempos de
cancionista, cuando aún estaba lejos su categoría de súper-estrella del cine. Algunos
de los momentos cumbres de su actuación fílmica. Y otras, como "Ahora no
me Conoces" que pertenecen a sus más destacadas actuaciones como
intérprete de discos, y que está considerada como una de sus grabaciones más
escasas.
Todas
alcanzaron en su voz una expresión diferente y monumental, que les convirtió en
antológicas.
Escucharlas
es revivir momentos imborrables de viejas películas que siempre recordamos
gratamente y asistir a un festín de buen canto.
Cantarle al
amor y a los enamorados es, sencillamente, encontrar en la letra y música de
una canción un tema poético, o un mensaje idílico que llegue al corazón, al
sentimiento, con pasión, con furia, como dicen los “chamos” de ahora........ Y
así son las canciones que ha compuesto ese gran autor mexicano de todos los
tiempos que se llama Armando Manzanero, de Mérida, estado de Yucatán. Manzanero
se ha identificado a lo largo de su carrera artística como gran romántico, una
voz de amor para todas las edades, todos los gustos en distintas generaciones
de hispanoparlantes cultores de la música. Uno de los grandes éxitos,
emblemático y oportuno hoy, Día de los Enamorados, es “SOMOS NOVIOS”, tema de
su producción discográfica grabada en 1968, y que fue nominada en 1970 al
Premio Grammy.
Por
inolvidables voces en más de 30 idiomas, y en disímiles escenarios, han sido
interpretadas las canciones de Manzanero; pudiésemos casi con seguridad afirmar
que “el pequeño grande de la canción”, ha sido el último de los románticos,
cuyas composiciones le han dado un aire renovador al bolero y al género
romántico desde sus inicios en los años cincuenta y su prolífica creatividad
desde la década de los sesenta hasta ahora. Uno de sus primeros éxitos,
inolvidable, cuyo título rememora al “Te Quiero” y a la evocación nostálgica del ser amado, es
el tema “Adoro”, compuesto en el año 1966 y grabado para la R.C.A. Víctor,
habiendo obtenido en 1994, este tema, junto a “No sé tú”, los premios Billboard
y Ascap, como los temas más escuchados
En un día
como hoy, los que cultivamos el gusto por la música, sus intérpretes, autores y
ejecutantes, no podíamos dejar a un lado a quienes con su romanticismo natural
supieron transmitir bellas canciones dedicadas al amor con el sentimiento que
sólo ellos le saben imprimir. Vamos a disfrutar a Roberto Ledesma cantando los
temas de Armando Manzanero, no sin antes señalar que Ledesma nació en Cuba en
1924, se inicia artísticamente en 1953 como primera voz del Trío Martino de los Hermanos Orta.
Comenzó su
carrera como solista en 1960, siendo contratado como artista exclusivo por el
sello GEMA en ese mismo año, inicio de la década en la que el bolero comenzaba
a tener sus altibajos en el gusto del público. Ledesma fue uno de los últimos
vocalistas que supo con su aterciopelada voz, mantener el bolero con éxitos
como “CON MI CORAZÓN TE ESPERO”, “LA PARED”, “CAMINO DEL PUENTE” con temas de Manzanero con los que tuvo
mucha identificación, que oiremos a
continuación, en honor a los dos últimos románticos; el uno compositor, el otro
cantante.
La etiqueta "Coleccionista''
distingue una grabación de gran interés histórico y musical. A pesar de no
representar el nivel de alta calidad alcanzado hoy por RCA VICTOR, se ha
reeditado para satisfacer la enorme demanda del público.
GRATIA PLENA
JURAME
UN AMOR QUE SE VA
El mundo
entero se conmovió al publicarse la noticia, a principios del año de 1942, de
que José Mojica ingresaba al claustro y abandonaba para siempre las pompas en
que había vivido por años mimado de los públicos cinematográficos del mundo
entero.
José Mojica,
efectivamente, identifica una época, la primera del cine parlante. Fue el
primer ídolo latino del cinema con voz. El galán apasionado que no se limitaba
como Rodolfo Valentino, a escenas de pantomima sino a quien se escuchaba en
frases que estremecían los corazones y en dulces melodías de amor.
“El Precio
de un Beso” fue la primera. Mojica llegó a ella desde los escenarios
operáticos. Fue contratado en los Ángeles, al final de un concierto ofrecido
dentro de una serie de jiras con las cuales matizaba sus brillantes actuaciones
operáticas.
Ya había
comenzado a extenderse su fama a través de los discos. Y desde su debut en el
teatro de Ópera de Chicago, en un papel modesto, pero dentro de un reparto que
incluía a Amelita Gallí Curci nada menos, se le tenía en cuenta como uno de los
grandes intérpretes líricos del momento.
Mojica nació
en México, en la pintoresca localidad de San Gabriel, Estado de Jalisco, en el
hogar de doña Virgilia Montenegro y de don José de Jesús Mojica y Charri, quien
murió dejando al hijo de muy corta edad.
Por el año
de 1914 ingresó a la célebre Compañía Impulsora de Opera, de donde salieron tan
grandes valores, como Pedro Vargas. Carlos Mejía y otros. Al desintegrarse la
compañía, en 1919, fue cuando viajó a la conquista del Norte con tan buena
suerte que su voz interesó de inmediato a personalidades de la talla de una
Mary Garden que le apoyaron decisivamente a su consagración total.
Tras de
haber rendido ante el influjo de su voz privilegiada a los más exigentes públicos
de los teatros líricos americanos, Mojica inició con el cine el género de la
revista musical de tipo latino que habría de ser más tarde lo más importante
del cine comercial para este lado de la América.
Al éxito
multitudinario de “El Precio de un Beso”, en donde canta la melodía "Un
beso loco", uno de los más notables éxitos suyos en el disco, siguieron.
“Cuando el amor ríe”, "Melodía Prohibida”, “Capitán de Cosacos”, “La Ley
del Harem”, “El Capitán Aventurero”, sobre la ópera de Penella “Don Gil de
Alcalá*', “La Canción del Milagro ' y “La Cruz y la Espada". Para terminar
con “Melodías de América' que filmó en Buenos Aires poco antes de su
espectacular retiro a la vida monacal.
Alternaba su
trabajo en estos films con giras triunfales por el mundo entero. Todo el
continente Europeo, parte de Asia. Egipto aún guarda recuerdo de sus brillantes
conciertos, varios países suramericanos y todos los Estados de la Unión
supieron de las excelencias de su arte.
Cultivaba un
repertorio vastísimo. Además de las más brillantes arias de las óperas que le
habían significado su prestigio, interpretaba melodías norteamericanas escritas
especialmente para sus películas, y las canciones mexicanas que luego se han
convertido en joyas del cancionero tradicional.
Sus discos
circulaban por millones. Y se publicaban con impresiones gráficas de las
principales escenas de sus películas, tal y como hoy, para evocar el recuerdo
más intensamente, los hemos reproducido en la carátula de este disco que
significa ni más ni menos el rescate de intervenciones fonográficas suyas que
hicieron historia y que reposaban en antiguos archivos de la RCA. VICTOR.
José Mojica
se ordenó sacerdote el 13 de julio de 1947 y cantó su primera misa el día 27
del mismo mes. Tomó el nombre de Fray José de Guadalupe y aun realizó algunos
viajes de carácter evangélico por los países que un día le aplaudieron como galán
cinematográfico. Reside en el Convento Franciscano de la ciudad de Cuzco, en el
Perú, y está absolutamente retirado de las actividades artísticas.
Las
grabaciones que hizo para la RCA VICTOR, en pleno triunfo datan de 25 y 30 años
atrás, y están completamente agotadas. Apenas ahora, gracias a los procesos
técnicos que permiten una reconstrucción aceptable de ellas, sin que pueda compararse
su sonido con las grandes realizaciones de hoy desde luego, han revivido con
jubilosa acogida popular.
Para nosotros
resulta extraordinariamente placentero, recoger estas 12 dentro de la colección
“AQUELLAS CANCIONES” que precisamente fue creada para la reposición de todos
esos viejos éxitos que evocan amables recuerdos a quienes vivieron sus tiempos
de apogeo.
Abramos pues
una ventana al ayer, y dispongamos el ánimo para escuchar a una de las voces
que trazó caminos al moderno romanticismo.
Selección y
notas de Hernán Restrepo Duque Director Artístico en Medellín — Colombia